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El cinéfilo español tampoco lo ve claro

Gregorio Belinchón

En España el fenómeno del 3D ha seguido una curva parecida a la que se ha dado en EE UU. Avatar arrastró a la gente a las salas, pero poco a poco ha ido decayendo la asistencia a proyecciones estereoscópicas, según la novedad dejaba de serlo y la crisis crujía los bolsillos del público (una entrada en 3D suele costar un 30% más que una en las tradicionales dos dimensiones). El 3D, sin embargo, está suponiendo un cambio tecnológico sin precedentes: de los proyectores de toda la vida se pasa a los digitales. Y es una reconversión cara: cada uno cuesta de 60.000 a 120.000 euros si es para 3D. Si el parque de salas en España supera las 4.000 pantallas, unas 600 pueden proyectar en 3D... lo que no quiere decir que sean todas digitales: hay proyectores digitales utilizados para sesiones en 2D como hay proyectores de celuloide en 3D (un 5% del mercado).

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El cine en 3D pierde dimensión

En cuanto a las cifras de recaudación, ocurre lo mismo. Este verano películas como Los pitufos han podido beneficiarse de sus proyecciones en 3D, pero en las dos últimas semanas la película más taquillera es Super 8, y no es estereoscópico. El filme de J. J. Abrams es un buen ejemplo. En 10 días ha ganado 6.185.296 euros (hasta este domingo) y este fin de semana, 1.512.547 euros (3.151 euros de media por pantalla). A pesar de ser la segunda semana en cartel de este drama producido por Spielberg, con él no ha podido ni el estreno grande del último mes, Destino final 5, que sí se ha estrenado con copias en 3D. Ni por esas: 1.224.704 euros, y una media de 2.777 euros por sala. La comparación de las medias, en la que hubiera podido ganar Destino final 5 por el mayor coste de las entradas del 3D, deja claro que en los últimos meses el público va a ver las películas anteponiendo otras razones (publicidad, calidad, interés) a las tres dimensiones.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.
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