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Un avión para la Davis

El viernes 16, el suizo Roger Federer tiene que estar en Sidney, Australia, jugando la Copa Davis con Suiza. El viaje le exigirá, si llega a la final del Abierto de Estados Unidos, atravesar al sprint medio mundo, cambiar de zona horaria y adaptar sus articulaciones a un escenario drásticamente distinto al del cemento neoyorquino, la hierba australiana.

Hay una posibilidad peor. Cada día que el Abierto se levanta con previsión de lluvia, cada día que se suspende un partido o se retrasa, cada día que crece la opción de jugar la final el lunes, más difícil es que las eliminatorias de ascenso y las semifinales de La Ensaladera se disputen con normalidad la próxima semana (16 al 18 de septiembre).

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Un pulso en toda regla

Eso podría afectar a Rafael Nadal o David Ferrer. "Si uno de ellos está en la semifinal o la final", explicaron fuentes de la Federación española, "tendrán un avión privado desde el JFK hasta Córdoba, directo. Hemos conseguido permiso del Ministerio de Exteriores para que aterricen allí, pese a que no hay aduana".

Además de a los españoles y del suizo, el problema afecta también al francés Jo-Wilfried Tsonga, convocado para jugar sobre tierra el España-Francia; y a los serbios Novak Djokovic y Janko Tipsarevic, que jugarán ante Argentina en Belgrado por un puesto en la final. Se juega en Nueva York... Pero también se piensa en La Ensaladera.

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