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Análisis:Vida & Artes
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Será otra ocasión perdida?

Mariano Fernández Enguita

El Panorama de la Educación 2011 de la OCDE ha venido a recordar dos cuestiones importantes. A todos y cada uno de los participantes, que la educación es decisiva para los individuos en términos de empleabilidad u oportunidades de empleo, de ingresos y de satisfacción en el trabajo, así como para los Estados a la hora de recaudar impuestos, y que las ventajas asociadas a ella (y las desventajas asociadas a su falta) no dejan de aumentar. A España, que la estructura de su sistema educativo, sobre todo por el elevado nivel de abandono escolar prematuro, le sitúa en inferioridad de condiciones ante los desafíos de la sociedad del conocimiento y la competencia de países mejor equipados. Y estos no son ya sólo los que protagonizaron la primera y la segunda revoluciones industriales sino también los emergentes que están medrando en la tercera que apenas se inicia (por si no bastaba el indicador de nuestro desempleo).

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Más horas de clase no aseguran el éxito escolar

En la economía del conocimiento los individuos compiten entre sí y con las máquinas por medio de su cualificación, y los países lo hacen por medio de la cualificación de su fuerza colectiva de trabajo. Y en el capitalismo, que está aquí para quedarse, las crisis, aparte de sus tremendos costes personales y sociales, no son sino episodios intensivos de esa destrucción creativa por la que las viejas formas de trabajar y producir son sustituidas por nuevas. Por eso, si la educación es importante, aún lo es más para la transición a cada nueva época pergeñada por tales crisis. Por eso, en fin, las sociedades se ven obligadas a esforzarse en el ámbito educativo -no sólo escolar- justo cuando más difícil les resulta hacerlo.

De ahí la importancia de aumentar, mantener o reducir lo menos posible la inversión en educación, un truismo que parecen olvidar ahora algunas administraciones autonómicas, quizá tentadas por la oportunidad de debilitar la escuela pública en beneficio de una escuela privada en parte más afín ideológicamente. Pero de nada sirve mantener abierto el grifo de los recursos a la vez que el desagüe, y lo digo por quienes reclaman una porción creciente de esos recursos para jubilaciones anticipadas, jornadas matinales, reducciones de horario lectivo sin contrapartidas, etc., a la vez que se resisten a cualquier forma de control, evaluación o rendición de cuentas.

El MEC dice que somos los que más hemos mejorado junto con Corea. La diferencia es que Corea, que empezó peor, está en cabeza y no descansa. La crisis que vivimos requiere menos retórica y más esfuerzo de todos, algo difícil en el mundo educativo, donde los intereses se disfrazan de retórica con tanta facilidad, pero de lo que depende nuestro futuro. Y perdón por este final tan trivial pero tan obvio.

Mariano Fernández Enguita es catedrático de Sociología en la Universidad Complutense.

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