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Agua para el emperador

Jacinto Antón

El Pont del Diable es el acueducto romano más importante que se conserva en Cataluña. Es una construcción majestuosa pero, explica Isabel Rodà, fue construido a toda castaña por militares con la orden perentoria de tenerlo listo en tres meses. Lo levantaron diferentes cuerpos del ejército que se fueron turnando y es posible apreciar las distintas técnicas en las fases sucesivas. Todo ello explica que el acueducto no sea lo que se dice de una gran perfección arquitectónica, sino al contrario: presentaba desde su origen algunos fallos que han motivado que el monumento no sea tan sólido como otros del mundo romano. Vitruvio y Faventino se echarían las manos a la cabeza. Aunque uno podría decirse que, si fue una chapuza, ¡vaya pedazo de chapuza!: ha durado 2.000 años. La explicación de las prisas, según Rodà, es muy simple: el acueducto tenía que estar listo para la estancia de Augusto en Tarraco. El heredero de César se sintió tan a gusto que se quedó dos años, el 26 y el 25 antes de Cristo. No sabemos si el acueducto fue decisivo en ello, pero la imagen de legionarios y auxiliares trabajando a marchas forzadas para que el emperador tuviera agua, entre el apremio de los ingenieros, es de las que nos acercan la antigüedad clásica hasta casi tocarla.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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