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Reportaje:MUNDIAL DE FÓRMULA 1 | Gran Premio de Singapur

"¡No me toques!"

Hamilton y Massa, como Alonso y Alguersuari, se enzarzan en un cruce de reproches

Oriol Puigdemont

Lewis Hamilton y Felipe Massa venían buscándose desde hace ya unas cuantas carreras y finalmente se encontraron en Singapur. Lo mismo hicieron dos parejas más, Fernando Alonso con Jaime Alguersuari y Michael Schumacher con Sergio Pérez.

La calentura entre Hamilton y Massa viene de lejos. Ya en Mónaco, Felipinho se subió por las paredes porque el británico le echó de malas maneras de la curva de Loewes, la horquilla más lenta del campeonato, una maniobra que sacó de quicio al corredor de Ferrari. Esta vez, la primera enganchada entre ambos tuvo lugar en la última criba de la sesión cronometrada del sábado, la Q3, cuando el bólido rojo salió del taller y se colocó delante del plateado. En su vuelta de lanzamiento, Hamilton le mostró el morro de su coche un par de veces hasta que consiguió adelantarle, una acción que provocó que el paulista despotricara después de él. "No sé qué quería hacer. Ha vuelto a demostrar que no utiliza la cabeza", soltó Massa. Esas declaraciones le sentaron al de Tewin como una patada, algo que antes de la carrera ya había confirmado Pedro De la Rosa, probador y reserva de McLaren.

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Con el campo de batalla dispuesto, el primer asalto dio comienzo pronto, en la vuelta 12. Hamilton circulaba el sexto, pegado al trasero del Ferrari, cuando se abrió a la derecha para tratar de superarle. Pero midió mal y rozó el neumático trasero derecho del bólido rojo con el alerón delantero del suyo, cargándose la mitad del apéndice y provocando que Massa pinchara.

Ese encontronazo dio paso a otro, ya con la carrera terminada, en el momento en que Hamilton estaba en el corralito atendiendo a la prensa. Massa se acercó por detrás, le agarró del hombro y le golpeó dos veces antes de soltarle irónicamente y con tono desafiante: "Bien hecho ¿eh?". El británico se dio la vuelta y le contestó: "¡No me toques, tío, no me toques!". Inmediatamente después, el brasileño se despachó a gusto: "Ha vuelto a perder la cabeza. Me ha rasgado el neumático a 300 kilómetros por hora, me ha arruinado la carrera y ha sido penalizado por ello. Luego va a la prensa y dice cosas sin sentido. ¿Cuántas sanciones ha recibido ya? Pese a todo, no aprende. No escucha ni a su padre, imagínate a mí. Debe ser sancionado cada vez que sale a la pista".

Menos caldeadas fueron las otras dos enganchadas del día. Tanto Alonso como Ferrari criticaron la actitud de los pilotos doblados, que quedaron emparedados entre los primeros cuando apareció el coche de seguridad. La Scuderia lamentó que Alguersuari "dejara pasar" a Webber a la vez que impedía el avance de Alonso, un ataque que provocó la réplica del catalán. "Este es un circuito difícil, en el que tienes que estar pendiente de adelantar y de los coches que te doblan a ti. Perder la posibilidad de subir al podio y acusar a los doblados no es justo, es poco profesional", esgrimió el de Toro Rosso, que finalmente tuvo que abandonar al estrellarse contra el muro a cuatro vueltas del final.

El último caso fue un claro ejemplo de fuego cruzado. Schumacher se defendió argumentando que Pérez frenó demasiado pronto, que eso le impidió reaccionar a tiempo y que por ese motivo se lo comió, mientras que el mexicano dio una versión bastante distinta. "Fue un malentendido entre Sergio y yo", dijo Schumi, que recibió una reprimenda por parte de la FIA por considerarle responsable del accidente. "Michael fue demasiado optimista en ese momento", resolvió Pérez.

Hamilton, al término de la carrera en Singapur.
Hamilton, al término de la carrera en Singapur.EDGAR SU (REUTERS)

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