Altos cargos en retirada de la política
En 2004, el PP partía como claro favorito y Rajoy optó por no incorporar a altos cargos del Gobierno de Aznar en sus listas, dando por hecho que contaría con ellos para su Ejecutivo. Perdió contra todo pronóstico y muchos de los segundos y terceros escalones de la Administración, con futuro, se vieron forzados a dejar la política. Por ejemplo, Rafael Cámara o Rafael Catalá, entre otros. La ventaja que tuvo el PP entonces es que pudo recuperar en municipios y comunidades a algunos. De hecho, a la Comunidad de Madrid se le llamó en el PP el "hospital de campaña" porque sirvió para acoger a los "caídos del 15-M" y algunos han hecho carrera con Esperanza Aguirre.
El PSOE no tendrá ahora esa posibilidad si se cumplen los pronósticos y de ahí el nerviosismo en muchos. En reuniones como la de la comisión de secretarios de Estado y subsecretarios de los últimos miércoles, el tema de conversación en los corrillos es lo que hará cada uno tras el 20-N. Algunos cuentan que se han interesado por la situación de sus excedencias. Quedarán fuera y abandonarán la política, entre otros, Mercedes Gallizo (prisiones), Beatriz Corredor (Vivienda), Octavio Granados (Seguridad Social) y Juan Carlos Campo (Justicia). La mayoría no ha dado siquiera la batalla, sabedores de que es imposible entrar en las listas y no tienen apoyo orgánico, aunque estarían dispuestos. El caso más notable es el de Gallizo, que ya tiene experiencia parlamentaria y que, además, estaba en el equipo de Rubalcaba en Interior. Sin embargo, no tiene apoyo en el partido en Aragón ni lo ha intentado y tampoco Rubalcaba ha dado una batalla por ella que hubiera incomodado a Marcelino Iglesias.
Sí entran otros secretarios de Estado como Diego López Garrido o Consuelo Rumí. "No hay sitio para todos y después de dos legislaturas hay mucha gente preparada en el partido", argumenta el equipo de Rubalcaba.