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150.000 refugiados se quedan sin la atención sanitaria

Médicos Sin Fronteras solo atenderá los casos de extrema urgencia

Se terminaron las vacunaciones. Y las galletas nutricionales para los niños al borde de la inanición. Y la asistencia sanitaria más inmediata para los refugiados que acaban de cruzar la frontera. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha decidido evacuar a su personal internacional en Dadaab y esto implica que la inmensa mayoría de los 49 profesionales extranjeros destinados allí vuelven de momento a Nairobi, entre ellos tres españoles. Para los refugiados, las consecuencias de esta evacuación urgente también tiene efectos inmediatos. Se cierran los puestos de salud dirigidos por MSF, que atienden a casi 150.000 personas.

Se trata de los centros médicos de primera ayuda, situados en los asentamientos y las afueras, los lugares donde se proporciona la atención sanitaria más urgente a los refugiados que llegan, exhaustos y desnutridos, tras cruzar la frontera con Somalia, más de mil cada día. Apenas son barracones donde les atienden a su llegada, pero son también el lugar donde detectan los casos más graves para derivarlos a los hospitales, donde pesan a los bebés y a los niños para determinar qué grado de desnutrición padecen. Les miden el contorno de las muñecas, los tobillos y registran su peso para compararlos con percentiles estándar a los que casi nunca llegan, mientras las madres, agotadas, esperan el diagnóstico. Muchas han visto morir a otros hijos en el camino.

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Fuentes de la organización humanitaria en Nairobi han confirmado a EL PAÍS que estos puestos de salud se cierran y que, por el momento, tan solo se atenderán los casos más graves en el hospital de MSF, en Dagahaley (uno de los tres asentamientos de Dadaab).

La decisión no hace más que agravar la situación de emergencia y nadie se atreve a valorar las consecuencias que pueda tener para los refugiados. La hambruna declarada en Somalia en el mes de julio ha desbordado el campo, que fue creado provisionalmente hace 20 años para 90.000 personas y que alberga ya a 460.000 (la estimación es que antes de final de año sean medio millón de exiliados). Si la situación sanitaria era difícil de manejar a finales de verano, la evacuación urgente del personal extranjero de MSF agrava las consecuencias. Aunque los cooperantes nacionales de esta ONG (343 personas) seguirán trabajando, a estas alturas ya están desbordados, de forma que la única certeza es que se acumularan los pacientes. Esto preocupa en MSF Nairobi, puesto que saben de primera mano que el hambre y el sarampión no tienen compás de espera.

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La doctora Joane Liu, de Canadá, es una de las pediatras especialistas en nutrición. Lo dejó todo para atender los casos más extremos de la miseria humana, pero a veces se desespera. Relata cómo vio fallecer a dos hermanos gemelos ingresados en el hospital de Dagahale y (110 camas) con apenas unas horas de diferencia. "Llegaron cuando ya era demasiado tarde", explica.

Además de la atención más urgente para los recién llegados, la ONG también lleva a cabo campañas de vacunación, puesto que la inmensa mayoría de los niños somalíes que llegan a Kenia no han recibido asistencia médica. A finales de verano, una epidemia de sarampión hizo estragos entre la población no vacunada, y resulta demoledor corroborar cómo mueren de enfermedades en el primer mundo impensables, como una simple diarrea o malaria.

La situación de MSF en Dadaab es fuera de lo común. Se trata de la única organización humanitaria que no trabaja dentro del recinto gestionado por ACNUR, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. En este campamento están instaladas la veintena de ONG que operan en la zona, en una vasta extensión de pequeñas construcciones, rodeadas por alambradas y fuertes medidas de seguridad. Para no jugarse la piel en Daddab hay que cumplir con el toque de queda: de seis de la tarde a seis de la mañana no se puede salir del recinto.

Pero MSF es una excepción por voluntad propia. La explicación es sencilla: prefieren ser independientes en términos de financiación y operaciones, no estar vinculados para poder actuar con neutralidad. "Esto nos permite trabajar en países y en zonas donde muchas otras ONG no pueden, puesto que la gente sabe que al ser financiados independientemente no tenemos ninguna agenda política, simplemente se trata de ayuda médica", relata una fuente de MSF en Kenia.

Refugiados somalíes esperan a ser trasladados a los nuevos asentamientos de Ifo (Dadaab).
Refugiados somalíes esperan a ser trasladados a los nuevos asentamientos de Ifo (Dadaab).DANI POZO

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