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Los negocios intentan sobrevivir en El Hierro pese al volcán

La Restinga se resiste a morir. Nadie puede pasar la noche en la población del sur de El Hierro, la más afectada por el volcán, pero algunos empresarios intentan aprovechar el tirón de la erupción que tiene lugar a 1,6 kilómetros de la costa. "Total, hay que pagar la hipoteca y los sueldos, así que por abrir no se pierde nada", dice la encargada de uno de los tres bares que esta mañana estaban abiertos en la población. También ha abierto alguna de las tiendas de recuerdos.

No es que sea un negocio boyante. Hay unos pocos visitantes y algunos periodistas en un paseo que un mediodía de un domingo normal debería estar a rebosar. Pero el cierre de los clubes de buceo y la prohibición de pescar han acabado casi con la vida de la localidad, de unos 600 habitantes que están desalojados desde hace ocho días.

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En los pequeños grupos que hay en el paseo, la conversación es repetitiva. Se comentan los últimos datos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) y de las autoridades. El foco eruptivo que está al sur de la isla lleva un par de días tranquilo, por lo menos a simple vista. Eso no quiere decir que no continúe emitiendo magma, como atestigua la mancha perfectamente visible desde la carretera que baja hasta el puerto.

Hay otros datos, como el tremor (el temblor del fluir del magma) y las emisiones de CO2

que apuntan a que se aproxima una nueva erupción, o a que la que ya está en marcha va a intensificarse.

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