_
_
_
_
_

"Voté en contra de mi ideología"

Juan Diego Quesada

La ecuación resulta muy sencilla para María Isabel Rodríguez: "Antes había trabajo, ahora no. Se vivía mejor antes de la llegada de Zapatero. No hay vuelta de hoja". Su marido, José Carlos Ruiz, asiente otorgándole la razón. El matrimonio granadino, en paro ella desde 2009, pertenece a esa masa de votantes que confió en el PSOE en 2008, pero que ha acabado apoyando a Mariano Rajoy, el líder del PP, tan solo tres años después. Una pirueta ideológica justificada por la gestión que ha hecho de la crisis el presidente saliente. "Sus medidas no han sido de izquierdas. Bajar el sueldo a los funcionarios, dar dinero a los bancos... Si de verdad se necesitan medidas de derechas para salir de la crisis pues directamente voto a la derecha", ahonda Rodríguez. ¿Dudaron hasta el último momento o tenían decidido el voto? "No hubo duda. Ya lo habíamos hablado. No puedo decirte exactamente cuándo decidimos cambiar de bando...", amplía él.

Más información
Fidelidad y fuga

En cambio, Amaya P., una vasca de 31 años que vive en el centro de Madrid, sí recuerda cuándo supo que no votaría al candidato socialista, al menos en esta ocasión. "Amaiur iba a concurrir a las elecciones. Ahí pensé: se acabó. Me pueden contar que la justicia no depende de la política, pero a la vista está que no es cierto. Que personas que hayan apoyado el terrorismo estén en el Congreso...", señala. Dice que anteriormente se había decepcionado con la reforma de la ley del aborto, concretamente con el aspecto de que las menores puedan interrumpir el embarazo sin necesidad de consultarlo con los padres. "Esas pequeñas cosas me fueron desencantando y todo se vino abajo con la gestión de la crisis. Ha quedado demostrado que el PSOE no ha sabido gestionarla y veo que es necesario que haya otra gestión. Por eso voté en contra de mi ideología: por el bien de España", sigue de carrerilla. "¿Te vale con eso, chato?", pregunta a continuación como con prisas, pero antes de despedirse quiere dirigirse directamente al que será el nuevo presidente el mes que viene: "Aprenda inglés, señor Mariano".

Magdalena Fernández, que pide no dar ningún dato más sobre su vida, es de esos votantes a los que los sociólogos les encanta echar el guante. Votó a Felipe González en su día, cambió a José María Aznar tras el desgaste socialista, confió en Zapatero por el desastre de la guerra de Irak y ahora ha vuelto a dar su apoyo al PP. "Los dirigentes y los partidos tienen épocas buenas y malas. Una vez que una formación está desgastada es mejor que se reorganice en la oposición. ¿Qué hay de malo en ello? La derrota del PSOE le puede venir bien para cambiar el enfoque de sus políticas, cambiar nombres. Quizá si eso ocurre vuelva a confiar en ellos", dice, remarcando mucho el quizá. A su modo de ver, la alternancia en el poder es buena. Regenera la vida democrática, mantiene en alerta a los gobernantes, no les permite acomodarse, agrega. ¿Pero ella se siente una persona de izquierdas o de derechas? "Ese es el error. Encasillar a cierto electorado. Unas veces creo que las soluciones de uno son buenas para unas cosas y malas para otras. Mi caso creo que es generalizado, pero pocas personas se atreven a decirlo. Está mal visto, parece un chaquetero". Ninguna de las personas que fueron preguntadas accedieron a fotografiarse para esta información. -

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_