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Reportaje:FÚTBOL | Falta un día para el Clásico

Entre los palos de Chamartín

Valdés visualiza el que será su décimo partido en el Bernabéu, donde debutó con victoria en 2004, y analiza la delantera del Madrid - "Allí hasta el portero debe arriesgar", dice

Víctor Valdés vuelve al Bernabéu, un campo que le resulta más hostil que extraño. No espera aplausos -"faltaría más, soy el portero del Barça"- pero sí faena. Por lo que lleva implícito el encuentro en cuanto a rivalidad y, especialmente, por lo que representa futbolísticamente, sabe que el Bernabéu no es un campo cualquiera. Por algo lleva más goles encajados (14) que partidos (9) disputados.

La primera foto de Valdés en el Bernabéu le recuerda con una cuidada melenita y cara de niño feliz, porque aunque encajó un gol, terminó celebrando el triunfo gracias a un gol de Xavi. Fue el 25 de abril de 2004. "Era un portero distinto, sencillamente porque han pasado siete años". Y siete años bajo los palos de Chamartín son muchos. De allí ha salido goleado, ha vivido históricas goleadas, con Ronaldinho y con Messi, le hizo reverencial pasillo a los campeones de Liga y dos veces logró salir imbatido.

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La experiencia le anticipa al portero de Gavá sensaciones que remiten a una noche de trabajo y tensión, y reconoce al Bernabéu como "un estadio exigente desde mucho antes de empezar el partido". Lo explica: "Soy el primero en salir a calentar y me las llevo todas. A los compañeros, en el vestuario, suelo decirles: 'Tranquilos que ya salgo solo a los leones", bromea.

Portero de rituales, ha perdido supersticiones a medida que ha ganado confianza y no olvida su primera visita al Bernabéu, seguramente la más complicada de todas y, sin duda, única. "Fue especial para mí. Jugué un buen partido y acabamos ganando 1-2. Era una experiencia nueva y no sabía qué iba a encontrar. Cada campo es distinto y el del Madrid... No sabía cómo iba a reaccionar y todo terminó bien. De aquel día recuerdo el detalle de Raúl, que vino a felicitarnos pese a la derrota. Entendí por qué es un grande". Aquel día, al llegar a Barcelona, la afición les recibió en el aeropuerto. "La gente estaba tan contenta que a Davids le arrancaban las trenzas. Veníamos de una época muy mala y aquel día el club empezó a sacar cabeza", recuerda.

Desde entonces tiene claro a lo que va y a donde va. "El Bernabéu es uno de los campos más exigentes, ir allí es sinónimo de que voy a tener mucho trabajo". Y es que aprieta tanto que a veces, ahoga. "Por poco que hagan, un córner o una ocasión clara de gol basta, la afición se viene arriba y... hace un ruido. Por eso es tan difícil ganar allí, porque has de ser muy fuerte mentalmente, no puedes asustarte". Llegados a ese punto, Valdés se acuerda de Frank Rijkaard: "Siempre me decía que en campos como el Bernabéu, después el portero debe bajar ese ruido, controlarlo, calmar los partidos y relajarlos". Dice que puestos a hacer una ranking de decibelios, nunca vio al Bernabéu más bajo que el día de la Champions.

"No será fácil contra este Madrid poderoso. Sé que este estadio es sinónimo de mucho trabajo y este año, más. El Madrid está haciendo un fútbol muy directo, tiene mucha llegada y mucha pegada. Es un juego muy físico, con una contra espectacular, no se están a historias; en cuanto pueden, chutan. Así que hay que estar alerta los 90 minutos", reconoce. Hay otro agravante para Valdés: el ataque blanco es un abanico de colores empezando por una contra arrolladora: "Son como balas, pero no sé si es peor que ataquen en carrera o en parado".

Valdés es consciente de que cada falta lateral o saque de esquina es un marrón: "Ellos siempre han sido potentes en ese aspecto, no solo porque tiene buenos rematadores sino porque cuentan con buenos lanzadores. Tienen altura, una segunda opción poderosa. Lo tienen todo". No se amedranta: "Hay días que te la tienes que jugar y en el Bernabéu es uno de esos sitios donde hasta el portero debe arriesgar. Si puedes evitar el remate, hay que salir a por el balón", admite antes de asumir el difícil reto ante una delantera como la del Madrid.

De entre todos ellos no distingue al de mayor poderío, sencillamente porque cualquiera le genera un inmenso respeto. "Son muy buenos, mucho", insiste convencido. Sabe que Cristiano Ronaldo, con el que ya se ha visto en 16 partidos y que le ha metido dos goles (uno en el Bernabéu, de penalti) tiene la extraña facilidad de soltar el disparo cuando menos se espera. "Y siempre bien dirigido, fuerte. Su golpeo es de lo mejor que he visto", dice. En Benzema reconoce un rasgo que le delata como "delantero centro; define rápido y colocado, es muy técnico, usa más el interior". "Me recuerda este año al Benzema del Lyon que me metió un gol allí, en Francia, por abajo", añade.

Ignora si Mourinho preferirá jugar con el francés o si con quien se medirá será Higuaín, un delantero especialmente complicado de marcar: "Tiene el oportunismo de Raúl y define muy rápido, Benzema y él son parecidos". La terna sigue con Di María: "Está en un estado de forma sensacional, es el desequilibrio ofensivo del Madrid. Tiene la picardía del potrero argentino", sostiene antes de cerrar. "Después de tantos partidos, sólo sé una cosa: al Bernabéu has de ir consciente de que vas a tener mucha faena".

Valdés atrapa el balón ante Higuaín en el partido de Liga de la temporada pasada en el Bernabéu.
Valdés atrapa el balón ante Higuaín en el partido de Liga de la temporada pasada en el Bernabéu.JAVIER SORIANO (AFP)

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