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Reportaje:FÚTBOL | El gran clásico

Una victoria con efecto psicológico

El Barça abandonó rápidamente Madrid para viajar a Japón y en el vuelo, entre risas y charlas familiares, Zubizarreta destacó el espíritu de superación

El vuelo 8824 de Japan Airlines llegó poco antes de las 23.00 (15.00, hora peninsular española) al aeropuerto de Narita, en Tokio. La expedición del Barcelona, que, pasada la medianoche, había dejado el Bernabéu a la carrera, aterrizaba feliz en Japón después de 12 horas y proseguía el viaje a Yokohama, escenario de la semifinal del Mundial de clubes que el jueves le enfrentará al Al Saad, el equipo catarí que eliminó (2-1) al tunecino Esperance Sportive.

A pie del autocar, en Barajas, el presidente, Sandro Rosell, había felicitado a los jugadores por su triunfo sobre el Madrid y deseado suerte en la disputa del tercer trofeo de la temporada, después de la conquista de la Supercopa de España y la de Europa. No había tiempo para más ceremoniales, pues se corría el riesgo de encontrarse con el aeropuerto japonés cerrado si no se despegaba a tiempo, de manera que Halcón Viajes se las ingenió para que el equipo fuera del Bernabéu al avión sin pasar por la terminal.

Los jugadores no durmieron más de cuatro horas para adaptarse al cambio
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Las prisas provocaron que una intrusa, a suerte de polizón, se colara en el avión, en el que a los futbolistas les esperaban familiares, aficionados y los diez directivos que les acompañan. Una vez desembarcada, los ojos se posaron en los futbolistas, dichosos por su éxito. Hasta Valdés sonreía, olvidado su error en el gol de Benzema, mientras Xavi recordaba a un amigo la comida del viernes -"¡te lo dije máquina: 1-3!"- y, de paso, pedía a Rosell un premio por la victoria. Pep Guardiola recuperó la alegría. "Echaba de menos a Tito [Vilanova]", decían sus amigos. Aunque no fue a Japón, su ayudante se sentó en el banquillo del Bernabéu.

Los médicos habían ordenado no dormir más de cuatro horas para empezar a adaptarse al cambio horario, de manera que los futbolistas abandonaron la zona VIP del avión para charlar con sus familiares. Messi consiguió agua para su mate a cambio de un autógrafo e Iniesta y Valdés dejaron sus asientos a dos señoras para que viajaran más comodas.

"Resulta extraño celebrar una victoria como la de Madrid metidos en un avión rumbo al otro lado del mundo", comentó Andoni Zubizarreta, el director deportivo del club. "El partido puso a prueba nuestra voluntad y la forma de lograr el objetivo, lo que tiene un efecto psicológico: 'Estamos ahí, peleando por la Liga", prosiguió; "la sensación es que otra vez se ha conseguido algo muy difícil, se han superado las dificultades". "Cada victoria tiene su historia. Esta nos puso a prueba la voluntad y la capacidad de superación", añadió; "el equipo fue consecuente con su estilo. Ante la duda de si sigue teniendo hambre, parece evidente la respuesta. La trayectoria de los últimos años demuestra su solidez".

Los azulgrana trabajarán hoy para descansar mañana. Guardiola quiere que estén frescos.

Pep Guardiola, el entrenador del Barcelona, a su llegada al aeropuerto japonés de Narita.
Pep Guardiola, el entrenador del Barcelona, a su llegada al aeropuerto japonés de Narita.YOSIKAZU TSUNO (AFP)

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