Rajoy se reserva las medidas más duras
Mariano Rajoy, que hoy será investido sexto presidente de la actual etapa democrática, explicó ayer en el Congreso de los Diputados sus planes de Gobierno sin precisar las medidas más impopulares y extendiéndose en los anuncios más positivos para el bolsillo de los españoles. Rajoy anunció que subirá el IPC a los 8,7 millones de pensionistas, que bajará impuestos a los empresarios y a los ahorradores y que recuperará la deducción fiscal por compra de vivienda.
Sus planes para salir de la crisis, según explicó en su discurso de investidura, pasan por una reforma laboral que prime los contratos fijos -"la indemnización por despido es hoy muy elevada en España"- y aumente la competitividad -se suprimirán los puentes festivos y las prejubilaciones-; una reestructuración del sector financiero, que no concretó; y un recorte del gasto público de al menos 16.500 millones de euros, que no detalló.
Rajoy aseguró que su intención no era "cosechar aplausos sino resolver problemas", pero evitó tanto las malas noticias que el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, que brindó un debate de guante blanco al futuro presidente, le tuvo que preguntar dos veces para que Rajoy confirmara que mantendrá la edad de jubilación a los 67, pese a que rechazó esta medida en la oposición. El líder del PP insistió en reformar la Ley de Educación para crear un bachillerato de tres años. Rajoy desoyó la petición del portavoz de CiU, Josep Antonio Duran i Lleida, de mejorar la financiación a Cataluña con el denominado pacto fiscal.
Editorial en la página 30
