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La izquierda 'abertzale' aprovecha para fortalecer sus exigencias

"Cambiar de raíz la situación en las cárceles es imprescindible para generar un clima que nos permita abordar un diálogo político resolutivo", mientras que existen ya las condiciones para que el Gobierno hable con ETA de la libertad de los presos, dijo ayer la portavoz de la izquierda abertzale, Maribi Ugarteburu, al valorar la marcha del sábado.

Con ETA parada definitivamente y los presos gozando de "unas condiciones básicas" para convertirse en "agentes" del proceso, se darían ya todos los elementos que permitirían "superar las consecuencias de la situación violenta", cifrada en "la vuelta a casa de presos y exiliados, la desmilitarización del país y el desarme de ETA".

Ugarteburu realizó una lectura triunfante de la manifestación que calificó de "colosal e histórica". Sugirió incluso que pudo ser la mayor habida nunca en Euskal Herria, algo que solo haría alguien que no hubiera asistido, por ejemplo, a la que trató, en balde, de salvar la vida del concejal del PP, Miguel Ángel Blanco, pocas horas antes de su asesinato.

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La marcha probaría que en la sociedad vasca es mayoritaria la consideración de que el trato a los presos de ETA es "criminal", lo mismo que lo sería la exigencia de que se acabe con él "de inmediato y de forma incondicional".

Abordar la situación de los presos es ahora para la izquierda abertzale una cuestión "de prioridad absoluta". Esta afirmación esconde un cambio de primera magnitud respecto de sus posiciones históricas: el problema de los reclusos fue postergado en todos los procesos de conversaciones habidos, incluido el de 2006, donde priorizó siempre las exigencias políticas y dejó a los presos como algo que se solucionaría por sí mismo una vez satisfechas las primeras.

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Oportunidad

Ugarteburu señaló que mantener las políticas seguidas hasta ahora solo es entendible desde el interés en "aferrarse a la situación de confrontación" e insistió en que no es solo la izquierda abertzale, sino la "mayoría política, sindical y social" la que respalda las exigencias de mínimos que desgranó: la "inmediata" libertad de todos los reclusos que tengan su pena cumplida, y de los que se encuentran gravemente enfermos y el traslado del resto a cárceles vascas. Al nuevo Gobierno le situó ante "una oportunidad histórica" de cerrar el "ciclo de confrontación armada".

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