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El conflicto en Siria

El régimen moviliza todas sus fuerzas para aplastar la revuelta en Damasco

El despliegue de soldados de reemplazo suníes dispara las deserciones

Enric González

El Ejército sirio sigue cribando los suburbios de Damasco y ha lanzado una nueva ofensiva sobre Homs, el principal bastión opositor. Bachar el Asad recurre a todas las fuerzas a su disposición para sofocar en lo posible la revuelta y ya no solo emplea las tropas alauíes dirigidas por su hermano Maher, absolutamente fieles al régimen, sino también soldados de reemplazo suníes. Eso ha disparado el ritmo de las deserciones, según la oposición.

Jaled Khoja, representante del Consejo Nacional Sirio en Turquía, declaró ayer al diario Hurriyet que muchos militares habían abandonado las filas en los dos últimos días para unirse al Ejército de la Siria Libre, debido al uso de tropas regulares en las operaciones alrededor de Damasco. "La mayoría de los soldados de reemplazo son suníes y no quieren matar gente en barrios suníes", dijo Khoja, quien aseguró que entre los desertores de esta semana figuraban dos generales.

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El Ejército de la Siria Libre dice disponer ya de 40.000 efectivos, aunque esa cifra es probablemente una exageración.

La Guardia Republicana y la Cuarta División Mecanizada, las dos unidades alauíes dirigidas por Maher el Asad, hermano menor del presidente, llevan 10 meses en campaña ininterrumpida. En los primeros compases de la revuelta, iniciada en Daraa, los soldados de Maher el Asad se limitaron a respaldar la actuación de la policía y de los shabiha, las milicias de civiles alauíes patrocinadas por el régimen. Pero desde que Homs escapó prácticamente al control gubernamental, en verano, y algunos grupos de la oposición empezaron a armarse, los 30.000 fieles de Maher no han dejado de desplazarse por el país, dejando a su paso miles de muertos; 5.400 cadáveres, según estimaciones de la ONU, entre los que no se incluyen los de soldados y policías gubernamentales.

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El Ministerio del Interior declaró ayer que "gran cantidad de terroristas" habían sido "liquidados o detenidos" en la operación lanzada contra los suburbios de Damasco. Testigos citados por Associated Press afirmaron que las tropas de Maher anunciaban previamente su llegada y su intención de arrasar barrios enteros con el fin de que los vecinos huyeran, y luego efectuaban redadas entre los fugitivos para detener a los hombres jóvenes. Un activista opositor aseguró a Reuters que en Ain Tarma, junto a la capital, se había establecido algo parecido a un toque de queda permanente y que los soldados impedían que los comercios y los servicios públicos funcionaran.

Otras fuentes de la oposición dijeron, por su parte, que Homs volvía a ser "una zona de guerra" y que más de 70 personas habían muerto durante la jornada del lunes. La oposición asegura que el Ejército utiliza tanques y artillería en algunos barrios de Homs. Resulta imposible verificar los detalles, ya que el régimen sirio ha empezado a conceder visados a periodistas, pero restringe severamente sus movimientos.

El presidente El Asad, que aún goza de un importante nivel de popularidad en Alepo y Damasco, que cuenta con una enorme superioridad militar (en el último año recibió de Rusia armamento por valor de casi 4.000 millones de euros) y que se enfrenta a una oposición dividida, usa todos los recursos y toda la violencia a su alcance para sofocar la revuelta. Pero no lo consigue. El creciente número de víctimas y el uso sistemático de la tortura juegan en su contra, al igual que el rápido deterioro económico. Un dólar se cambiaba por 47 libras sirias hace un año; ahora se cambia oficialmente por 57, aunque en el mercado negro se consiguen 70 libras por dólar. Y los precios han subido casi un 50% desde el inicio de la revuelta.

El presidente sirio, Bachar el Asad, visita en Damasco a un soldado herido.
El presidente sirio, Bachar el Asad, visita en Damasco a un soldado herido.AFP / SANA

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