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Reportaje:

"Mas ha vuelto con las manos vacías"

La oposición reprocha al presidente catalán la falta de resultados en su reunión con Rajoy - El PSC ve una reedición del Majestic e ICV un "pacto de sangre"

"Insatisfactoria", "fracaso" y "falta de compromisos concretos". Así valoraron ayer los partidos de la oposición, excepto el PP, la reunión que el miércoles mantuvieron en La Moncloa el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el jefe del Gobierno central, Mariano Rajoy. "Mas ha vuelto con las manos vacías", coincidieron en valorar ERC y Solidaritat, mientras que otras formaciones, como ICV, critican que el encuentro haya servido para que ambos Gobiernos se apoyen recíprocamente en sus políticas de recortes. La reunión había despertado mucha expectación, ya que se esperaba poder sacar a Rajoy algún compromiso respecto a las deudas pendientes (1.450 millones del Fondo de Competitividad y 759 millones de las infraestructuras pactadas) o al pacto fiscal, tema bandera de la campaña electoral de Mas.

Los grupos también criticaron la actitud complaciente del líder catalán, ante lo que los partidos ven como una "ofensiva contrarreformista" y "recentralizadora" y lo ejemplificaron con la negativa a ceder a Cataluña la gestión de los aeropuertos, en la reforma de la ley del aborto, la supresión de la asignatura de Educación para la Ciudadanía o en la recuperación de temas a los que se había dado carpetazo, como el Plan Hidrológico Nacional.

El portavoz del PSC, Jaume Collboni, censuró que todas estas reformas se hagan "con el silencio cómplice de CiU". Los socialistas interpretan que la falta de exigencias de Mas se debe a que su Ejecutivo está "atado de pies y manos", ya que depende de los votos del PP para aprobar todas las leyes de calado en el Parlament. Para los socialistas, el miércoles se vivió "un particular día de la marmota", ya que se repitió una foto parecida a la de 1996, cuando José María Aznar y Jordi Pujol formalizaron su alianza a través del pacto del Majestic.

El líder de ICV-EUiA, Joan Herrera, calificó de "pacto de sangre" la reunión de los dos líderes, que se comprometieron a apoyarse mutuamente en las medidas de recorte del gasto público. Para el presidente de Ciutadans (C's), Albert Rivera, el encuentro no fue "fructífero para los ciudadanos" y solo sirvió para "consolidar la ppvergencia".

Por su parte, Esquerra (ERC) sigue manteniendo un bajo nivel de crítica al Gobierno y colocó a Mas en una posición de víctima. "Mas ha vuelto de Madrid engañado", consideró el presidente de los republicanos, Oriol Junqueras, quien volvió a extender la mano a CiU.

Un balance totalmente diferente de la reunión realizaron el PP y CiU. Para la presidenta de los populares catalanes, Alicia Sánchez-Camacho, el encuentro sirvió para fijar las bases de una relación entre ambos partidos basada en "la confianza mutua, la lealtad y la colaboración", apuntó en una entrevista en Catalunya Ràdio.

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Desde CiU, el portavoz adjunto, Ramon Espadaler, quiso salir al paso de todas estas críticas y se escudó en que el objetivo de la reunión no era obtener negociaciones concretas, sino que se trataba de una toma de contacto que buscaba plantear asuntos como la necesidad de realizar reformas estructurales -en especial en el campo laboral-; las medidas de austeridad en la Administración y la contención del gasto público y la importancia del pacto fiscal. Eso sí, Espadaler quiso velar la acusación de "sumisión" por parte de la oposición y aseguró que CiU no dará "un cheque en blanco" al Ejecutivo de Rajoy, pero sin concretar los compromisos que espera del presidente español.

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