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La crisis europea amenaza los avances en la estabilidad financiera

Para el organismo los principales retos pasan por restablecer la confianza de los mercadosse y sanear el sistema bancario

La recuperación económica a escala global avanza con más vigor. Pero los progresos hacia la estabilidad financiera se están viendo "amenazados" por las turbulencias y la incertidumbre derivada de la crisis de la deuda soberana en Europa. Y el riesgo mayor, según el equipo que dirige el español José Viñals en el Fondo Monetario Internacional, es que acabe salpicando a otra regiones.

"Una vez más, los bancos se muestran menos dispuestos a prestar a otros bancos, y menos aún a los de países que afrontan mayores dificultades", señala la actualización del informe de Estabilidad, que menciona una caída en el apetito de los inversores por el riesgo, porque la confianza del mercado sigue "frágil" a pesar de que se disiparon los mayores temores.

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El FMI valora en 300.000 millones de euros la deuda que vence en el tercer y cuatro trimestre de este año en los países europeos que, como España o Italia, sufrieron un aumento considerable respecto al bono alemán. A esas necesidades de refinanciación se les suman las de Reino Unido, EE UU, Japón y otros países de la zona euro, por un valor de cuatro billones de dólares.

Aún así, el organismo espera que el riesgo de contagio de la crisis fiscal se limite al ámbito financiero y sea temporal. Y apunta que si llegan a tocar a la economía, se verán compensados por la depreciación del euro. Eso en el escenario más favorable, porque si hubiera un mayor deterioro en las condiciones financieras se notaría más en el crecimiento global, por su efecto en los países emergentes vía comercio e inversión.

Con este telón de fondo, reitera el FMI, el principal reto pasa por restablecer la confianza de los mercados "sin ahogar la recuperación". Un difícil baile que en la zona euro requiere de acciones concretas en tres frentes: el pleno funcionamiento del Mecanismo de Estabilización, acabar con la incertidumbre sobre la exposición de la banca europea a activos como la deuda soberana y mantener el apoyo de liquidez.

Al referirse al desafío fiscal, el Fondo habla más bien de planes a medio plazo para reducir el déficit, como defendió Estados Unidos en la última reunión del G20. Y que esto se haga manteniendo al mismo tiempo las condiciones monetarias, es decir, los bajos tipos de interés, acelerando la reforma financiera y reequilibrando la demanda mundial. Un mensaje de nuevo calcado al de la Administración de Barack Obama.

Las últimas turbulencias, insisten desde el FMI, deben ser el recordatorio de que se debe sanear el sistema bancario. "Si no se lleva a cabo una recapitalización y reestructuración de la banca, el flujo de crédito hacia la economía seguirá estancado", advierte el informe dirigido por Viñals, que precisa que "el financiamiento bancario sigue siendo motivo de preocupación, dados los próximos refinanciamientos de la deuda".

El Fondo es también partidario de que se publiquen las pruebas de estrés bancario, porque contribuirá a aliviar la tensión y a reducir la desconfianza entre las distintas instituciones financieras en Europa. Pero aunque lo considera "un paso en la dirección correcta", pide que se complete con "planes creíbles para reforzar los niveles de capital" y elevar la transparencia sobre las actividades de entidades no cotizadas.

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