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JUICIO POR EL 11-M

La Guardia Civil dejó de investigar en 2003 el tráfico de explosivos en Asturias porque no hallaron pruebas

El responsable del cuerpo ha precisado que "no sacaron nada" de las informaciones de los confidentes y decidieron "derivar la investigación a la droga"

El responsable de la Guardia Civil en Asturias cuando ocurrió el 11-M, Pedro Laguna, ha dicho hoy que dejaron de investigar en 2003 un supuesto tráfico de explosivos porque "no sacaron nada" de las informaciones facilitadas por varios confidentes, y decidieron "derivar la investigación a la droga". Además de Laguna, durante la trigésimocuarta jornada del juicio por los atentados de Madrid, que se centró en la vigilancia que hacía la Guardia Civil de los explosivos en las minas antes de los atentados, declararon otros altos mandos de la Benemérita en el Principado en la época en la que se produjo la masacre.

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Así, el descontrol de las minas asturianas antes del 11-M volvió a quedar patente en el juicio cuando un interventor de armas y explosivos de la Guardia Civil que, tras la masacre, inspeccionó Mina Conchita, de donde supuestamente salieron los explosivos para los atentados, ha asegurado que se barajó la "teoría de la sisa" para explicar la sustracción de la dinamita que se colocó en los trenes. Esa teoría, ha explicado, se sustentó principalmente en que ningún artillero había denunciado la desaparición de explosivos.

Además, el jefe de la Intervención Central de armas de la Guardia Civil en Asturias, José Luis Bayona Pérez, ha corroborado que en 2002 se habían detectado "pequeñas sustracciones" de explosivo en la minas asturianas, por lo que se sugirió derivar la vigilancia de las explotaciones a la Seguridad Privada.

A la vigilancia de las explotaciones mineras también se ha referido el ex jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Oviedo, Fernando Aldea, que ha manifestado que el 2 de julio de 2003 se hizo una inspección en Mina Conchita cuyo resultado fue "sin novedad", según le transmitió el anterior testigo. Sobre el tráfico de explosivos, Laguna, que fue el jefe de la Guardia Civil en Asturias desde abril de 2001 hasta junio de 2004, relató que la información de que los acusados Antonio Toro y José Emilio Suárez Trashorras pretendían vender 150 kilos explosivos se la facilitó la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en febrero de 2003.

Esto coincidía, según el testigo, con lo manifestado por el presunto narcotraficante José Ignacio Fernández Díaz, "Nayo", en la prisión asturiana de Villabona y con lo dicho por el ex confidente Francisco Javier Lavandera en la denominada "operación Serpiente". Por ello, ha añadido, ordenó al entonces jefe de la comandancia de Oviedo que formaran un equipo mixto con el apoyo de "la gente de Gijón" para investigar esos datos, y ha señalado que en el mes de junio los responsables le comunicaron que "de los explosivos no sacaron nada" y por ello decidieron "derivar la investigación a la droga". Aldea, por contra, y aunque ha asegurado que "nunca hubo freno a la investigación", manifestó que creía que "no se creó el grupo mixto" porque lo consideró "pertinente" Laguna.

Por su parte, el ex jefe de la comandancia de la Guardia Civil de Gijón José Antonio Rodríguez Bolinaga, ha subrayado que en 2003 "Oviedo no pasó la información" sobre el tráfico de explosivos, sino que "pidió colaboración" y ha añadido que ellos aportaron la información del confidente Lavandera, que, según ha dicho, eran datos que ya conocía la Policía Nacional, puesto que el confidente se lo había revelado en el marco de la "operación Pipol" en la primavera de 2001.

"Dejación" en la custodia de explosivos

Durante esta jornada declaró también el presidente de la Confederación Nacional de Empresarios de la Minería y de la Metalurgia, que explicó que envió varias cartas al Ministerio del Interior para denunciar la "dejación" en la custodia de los explosivos por parte del Estado, en concreto, de la Guardia Civil.

En este sentido, el representante de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) en Asturias cuando se produjeron los atentados ha dicho que en todo el Principado había 54 agentes para inspeccionar las minas y destacó que la eficacia de su labor depende del factor sorpresa.

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