Ofrenda floral sin incidentes en la Diada
Silbidos al PP que participa por segundo año consecutivo.- Las instituciones catalanas, partidos políticos y entidades de todo tipo se congregan en el centro de Barcelona
Ofrenda floral sin incidentes en la Diada de Cataluña. Unas 150 personas entre instituciones catalanas, partidos políticos y entidades sociales y deportivas de todo tipo han realizado esta mañana la tradicional ofrenda floral en el centro de Barcelona en la estatua de Rafael Casanova, el que fuera conseller en cap (jefe de gobierno) en 1714, cuando Cataluña perdió sus derechos políticos ante las tropas de Felipe V.
Las decenas de independentistas que cada año abuchean a los asistentes al acto institucional se han mezclado con activistas antitaurinos y con los trabajadores de una empresa en crisis. Las consignas cruzadas de unos y otros se han convertido la zona en algún momento en una jaula de grillos en la que se impuso, por volumen, la banda de música que no paraba de interpretar Els Segadors, el himno de Cataluña
Los gritos más sonados se los ha llevado, como cada año, la delegación del PP ("botiflers" -"traidores"-, "puta España" o "españoles") que volvía a la ofrenda por segundo año consecutivo. Los populares dejaron de participar los cinco años que Josep Piqué estuvo al frente del partido. También se han hecho extensivos a los dirigentes del PSC, que este año han acudido con unos 50 militantes que han replicado a los abucheos con gritos de "Visca Catalunya socialista". Lo mismo ha ocurrido con la delegación de Unió Democràtica, aunque sus militantes no han respondido a los abucheos.
Decenas de agentes de los Mossos d'Esquadra de paisano y de uniforme mezclados entre los jóvenes radicales han actuado de efecto disuasorio para evitar el lanzamiento de tomates y huevos, como ocurrió hace unos años a la delegación del PP. Algunos de sus dirigentes reflejaban en sus caras la escasa convicción por el acto al que estaban asistiendo, en la que casi nadie se escapa de los abucheos de esa minoría, empezando por el Gobierno catalán, que abrió el ir y venir constante de ofrendas floral. Luego han seguido la Mesa del Parlament, el Ayuntamiento de Barcelona y una amalgama de entidades: desde la Asociación de Familiares de Ex Presos Políticos a grupos de castellers, aplaudidos de forma unánime.
