Gallardón anuncia su centro de conveniones a pesar de la crisis
Será un gran círculo de 120 metros de altura a espaldas de las Cuatro Torres
La crisis económica no impedirá que Madrid cuente en el año 2011 con un nuevo Centro Internacional de Convenciones (CICCM), un gran edificio circular a modo de sol, de 120 metros de altura y situado a espaldas de las Cuatro Torres del paseo de la Castellana, cuyo coste se acercará a los 300 millones de euros. Así lo ha asegurado esta mañana el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, tras colocar la primera piedra del edificio en un acto que ha contado con la presencia, entre otros, del presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa. Eso sí, tiene truco, ya que el alcalde ha recurrido a una sociedad anónima para sacar adelante el proyecto, que competirá con otro que impulsa Esperanza Aguirre.
"Estamos en tiempos de crisis, pero en tiempos de crisis no se puede ser mero espectador, hay que ejercer el liderazgo", ha dicho el alcalde, que ha defendido la necesidad de mantener las inversiones que contribuyen a incrementar el "dinamismo" de la ciudad y son capaces, como considera que ésta, de "convocar más inversiones". A su juicio, el CICCM -nombre oficial que espera que sea sustituido en algún momento por una denominación "popular", como ha recordado que ocurrió con el Estadio de Madrid, conocido como La Peineta desde que se lo puso un periodista- "va a ser un gran elemento dinámico" de Madrid y va a enviar "un claro mensaje de confianza en el futuro".
Según el alcalde, el futuro centro de convenciones de la capital será el "tercer motor" de la economía madrileña, después del aeropuerto de Barajas e IFEMA, y su construcción creará unos 2.000 empleos directos y más de 4.000 indirectos. Gallardón ha aprovechado el acto para reivindicar el "fortalecimiento de la colaboración entre la iniciativa pública y privada", como son este Centro de Convenciones y las Cuatro Torres, y ha dicho: "Que seamos liberales no debe nunca hacernos olvidar que tenemos que seguir creyendo en lo público". "Construir ciudad en época de crisis -ha resumido- es desarrollar proyectos que convoquen a los agentes económicos, generen empleo, aumenten las oportunidades de progreso y fortalezcan la colaboración entre la iniciativa pública y privada".
Dos años de vida
El edificio que ahora empieza a construirse, con una primera fase presupuestada en 15,9 millones de euros que incluye la definición técnica y constructiva de los muros perimetrales de contención y el vaciado del solar, arrancó hace dos años con la firma, el 7 de noviembre de 2006, de un convenio entre el Ayuntamiento y el Colegio de Arquitectos de Madrid para convocar un concurso de ideas. Aquel día, Gallardón informó de que su presupuesto de ejecución sería de 165 millones y el plazo en el que estaría concluido de tres años. El 26 de abril de 2007 se resolvió ese concurso, al que se presentaron 135 propuestas de las que seis fueron seleccionadas para una fase final, con la elección del proyecto diseñado por el equipo de arquitectos de Emilio Tuñón, Luis Moreno Mansilla y Matilde Peralta del Amo.
Ya entonces se dijo que el edificio recordaba un gigantesco sol, figura que Ruiz-Gallardón ha mencionado hoy de nuevo al afirmar que la "sombra" de las Cuatro Torres "no oscurecerá nuestro sol". En ese tiempo ha cambiado el diseño del aspecto exterior del edificio, que finalmente estará compuesto por una "piel" formada por miles de exágonos de aluminio y de bombillas LED de bajo consumo, aunque desde el principio está diseñado como un espacio flexible y versátil. En su base contará con cuatro plantas sobre rasante con tres grandes auditorios -dos de ellos juntos podrían llegar a acoger 6.500 personas a la vez- y otras cuatro subterráneas con 3.000 plazas de aparcamiento.
Encima de éste, el edificio circular estará dividido en cuatro plantas, las tres primeras a modo de naves capaces de acoger desde convenciones a conciertos e incluso actividades deportivas -se ha mencionado el esgrima- y la última un mirador y restaurante, en un espacio diáfano de 30 metros de altura con iluminación natural y vistas a la Sierra. Para su funcionamiento, todo el edificio dispondrá de paneles solares y sistemas de recogida, almacenaje y reutilización del agua de lluvia.
Un restaurante en la última planta
El equipo de arquitectos compuesto por Emilio Tuñón, Luis Moreno Mansilla y Matilde Peralta del Amo, ganador del concurso de ideas, diseñó una gran estructura vertical de perfil circular, luminosa, con diferentes plantas apiladas dentro de una gran torre de 33.325 metros cuadrados de planta, bajo el nombre de Madrid, donde no se pone el sol. La superficie edificable del inmueble será de 70.000 metros cuadrados. Además, sus 15.000 metros cuadrados estarán repartidosen seis plantas sobre rasante, que albergarán diferentes estanciasdestinadas a exposiciones y banquetes, nueve salas con capacidad para 400 personas, dos para 1.500 asistentes y ocho salas para800 personas.
Además, en el semisótano se ubicará un auditorio con capacidad para 3.000 personas que podrá ampliarse para dar cabida hasta 5.000. También habrá un tercer auditorio para 1.500 espectadores,y según la configuración del recinto se podrá crear también unauditorio externo. En la última planta habrá un área de restauración con un mirador a la ciudad y la sierra madrileña.
En el proyecto también se incluye la construcción de cinco plantas de aparcamiento (10.000 metros cuadrados) con capacidad para 55 autobuses y más de 3.300 turismos, en un complejo quecontará con sala de prensa, área de catering, sala VIP y varios almacenes. La zona de exposiciones ocupará 97.000 metros cuadrados. Será el octavo edificio más alto de la capital, con 120 metrosde altura, el equivalente al 60% de los metros de lastorres actuales.
