Félix Sanz afirma que la cúpula militar propuso a Defensa no entregar los cadáveres sin identificar
El ex JEMAD asegura que un jefe del Ejército le comentó un año después del accidente del Yak-42 que tenían constancia de que había cuerpos sin reconocer.- "Mi hijo no estaba en la bolsa que me habían entregado", dice un familiar
El ex jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) Félix Sanz Roldán ha declarado este jueves como testigo en la tercera sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Nacional por la identificación errónea de 30 de los 62 cadáveres de los militares españoles fallecidos en 2003 en el accidente del Yak-42. Sanz, quien accedió al cargo un año después del siniestro, ha asegurado "no tener constancia" de que se aceleraran los trámites para repatriar los cadáveres, pero sí ha indicado que el ex jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, el general Luis Alejandre, le comentó que en una reunión unos días después del accidente con otros miembros de Defensa recibió la noticia de que no todos los cuerpos estaban identificados y planteó demorar los entierros. "Me dijo que en una reunión celebrada en una sala anexa al despacho del ministro propuso entregar a los identificados positivamente y los que no que se trasladaran a un centro para que se procediera a la identificación", ha indicado.
La conversación entre Alejandre y Sanz se produjo el 29 de junio de 2004, tres días después de que este último accediera al cargo de JEMAD, porque el ministro socialista de Defensa, José Bono, le encargó que se entrevistaran para preguntarle por los detalles del accidente. Sanz no ha precisado quienes acudieron a la reunión a la que se refirió Alejandre. "Citó el Consejo de Dirección pero no recordaba exactamente quiénes estaban sentados y sólo se considera Consejo de Dirección si están todos los miembros", ha explicado Sanz ante el tribunal. El ex JEMAD ha añadido que nunca habló con Trillo de los detalles del accidente ni de cómo se desarrollaron los trabajos de identificación.
"Trillo estuvo en la reunión"
Posteriormente, el que fuera jefe de gabinete del Trillo, Manuel Ramón Bretón, ha negado la versión de Sanz. "No recuerdo absolutamente nada de eso. Yo no le oí decir eso", ha señalado para referirse a las declaraciones de Alejandre. Pero Breton ha asegurado que Trillo estuvo presente en esa reunión y ha precisado que la fecha para celebrar el funeral quedó "fijada, siempre a expensas de cómo se desarrollaran las labores de identificación". "Se tomaron las primeras decisiones para preparar el funeral de Estado pero en ningún momento nadie, ni Alejandre ni otro persona, alertó de que hubiera víctimas sin identificar", según Bretón. Esta mañana, a su entrada a la Comisión de Justicia del Congreso, Trillo ha evitado hacer declaraciones al respecto.
"Engaños" a los familiares
Los momentos más trágicos de la tercera jornada del juicio han sido las comparecencias de algunos familiares de víctimas que han relatado los "engaños" de los responsables de las identificaciones. "Le preguntamos al general Navarro, que fue quien identificó a mi hijo, si le había visto. Dijo que sí y que no tenía ninguna cicatriz, que estaba bien. Vámonos de aquí nos están mintiendo, nuestro hijo tenía cicatrices en el cuerpo", ha explicado la madre de uno de los soldados, que previamante se ha quejado del trato recibido en el momento de conocer la noticia. "Nadie se brindó a llamarnos a Valencia. Esa tarde recibimos bastantes amenzas del coronel de la base diciendo que no habláramos nada que nos podríamos arrepentir"; "En mayo de 2004 fuimos a Turquía para hacer pruebas de ADN. El resultado es que mi hijo no era la bolsa que me habían entregado", ha añadido.
También se sintió engañada la viuda de uno de los militares fallecidos, que ha asegurado que el general Vicente Navarro le comunicó que "no había calcinados, algunos con un 50% de quemaduras pero sólo en la parte inferior del cuerpo, no en el rostro", cuando en todos los medios se hablaba de que 30 cuerpos estaban completamente quemados. La mujer, que escribió al respecto algunas cartas en medios de comunicación, ha declarado que se sintió intimidada y coaccionada por el general de Política de Defensa Jaime Jiménez Ugarte, quien le respondió a cada carta personalmente y le reprochó "en términos poco amables" que se dedicara a denigrar la sanidad militar.
Otro de los testigos ha relatado la interminable angustia que duró más de un año hasta que el Ministerio de Defensa les certificó que el cuerpo entregado no se correspondía con la identidad de su familiar. "No supimos nada hasta septiembre de 2004, hasta que se realizan las pruebas biológicas y se me comunica que ha habido un error en la identificación de mi marido; hablé con la familia a la que le entregaron el cuerpo de mi marido y me dicen que había sido incinerado. Yo no quería que mi marido fuera incinerado. Fue un golpe. En noviembre de 2004 nos traen las cenizas y lo volvemos a enterrar". "Mi hermano dijo que se iba a subir a una tartana; enterramos nosotros mismo a mi hermano sin un certificado de defunción. ¿Cómo es posible que se fijara un funeral de Estado sin que se identificaran las víctimas?, ha indicado otro de ellos.
El cónsul no conoció los errores
El cónsul en Turquía, Raimundo Ezquerra ha asegurado no conocer los errores en las identificaciones. "Sabía que los cuerpos tienen que estar identificados para ser repatriados, pero no me consta de que se fueran cuerpos sin identificar, lo supe tiempo después por los periódicos", ha afirmado Ezquerra.
En la segunda jornada del juicio los testimonios de algunos testigos apuntaron a la premura con la que se actuó para retornar a España con los cadáveres. El teniente general José Antonio Beltrán, encargado de coordinar las tareas de repatriación aseguró este miércoles que el entonces ministro de Defensa Federico Trillo le ordenó traer los cuerpos "cuanto antes".
