_
_
_
_
_

De dormida, nada

La joven belga que acusó a un tatuador de llenarle la cara de estrellas sin su permiso admite que mintió por temor a sus padres

¿Serías capaz de quedarte dormido mientras un tatuador rapado, con el rostro lleno de tinta y el labio cubierto de piercings te dibuja tres estrellas en la mejilla, con lo que eso duele? Sonaba imposible y, efectivamente, lo es. Kimberley Vlaeminck, la joven belga que denunció la semana pasada que el tatuador le había colocado 56 estrellas negras en la cara en lugar de las tres que había pedido, acaba de confesar la verdad. Quiso hacerse un cambio de look radical pero, al ver la cara de su padre cuando fue a recogerla, inventó esa mentira tan poco creíble para que no la castigara.

Más información
El tatuador que puso 56 estrellas en la cara de una joven paga su eliminación

La chica, de 18 años, se ha confesado a la cadena de televisión holandesa VRT, pero sólo a medias, porque lo ha hecho pensando que las cámaras estaban apagadas. Los periodistas le hicieron creer que no la grababan y, mediante ese ardid, empezaron a tirarle de la lengua hasta que cantó. "Una parte es cierta, pero el resto, no", admite Vlaeminck en la grabación, para añadir que le gustan sus casi todos sus tatuajes, salvo los que tiene en la nariz. Vlaminck, natural de la ciudad de Kortrijk (Courtrai en francés), 90 kilómetros al noroeste de Bruselas, se hizo el tatuaje en un salón de esta localidad. Pagó 89 dólares.

La joven dijo la semana pasada que el tatuador, un rumano llamado Rouslain Toumaniantz, aprovechó un momento en el que estaba dormida para hacerle 56 estrellas en la cara, a pesar de que ella le había pedido tan sólo tres. "Parezco un monstruo", llegó a decir Kimberley, entre lágrimas. La chica, que asegura que se despertó por el dolor que sentía en la nariz, alegó problemas de comunicación con el artista, que no entendió lo que ella quería. "Es terrible. No puedo salir a la calle, estoy tan avergonzada. Simplemente me veo horrible", decía la joven, que denunció los hechos.

Toumaniantz lo negó todo desde el principio. Aseguró que Kimberley quería adornarse la cara como un cielo estrellado y que era bien consciente de cuál iba a ser el resultado. El artista añadió que nunca la drogó ni le dio medidacamento alguno para que se durmiera y que él se limitó a hacerle el trabajo pactado con ella. Es más, según su versión Vlaeminck contempló cómo iba el trabajo.

"Ella aceptó, pero cuando su padre los vio, comenzaron los problemas", comentó. Como dice sabiamente el refranero español, se pilla antes a un mentiroso que a un cojo.

Una joven belga de 18 años ha denunciado a su tatuador por haberle dibujado en el rostro 56 estrellas negras en lugar de las tres solicitadas. La chica asegura que se quedó dormida y se despertó por el dolor que sintió en la nariz. Cuando se miró al espejo descubrió la sorpresa. Sin embargo, el artista que efectuó el tatuaje mantiene que todo estaba bien, que la chica se levantó y contempló cómo iba el trabajo. Pero todo cambió cuando llegó el padre de la joven y vio el resultado. El asunto está ahora en los tribunales.  Vídeo: AGENCIA ATLAS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_