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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Eguiguren, testigo de la defensa

El juicio que hoy se inicia en la Audiencia Nacional contra Arnaldo Otegi por presunto enaltecimiento del terrorismo en la Asamblea de Anoeta de noviembre de 2004, organizada por la izquierda abertzale en San Sebastián, ha levantado una gran expectación mediática por la participación como testigo de la defensa del presidente del Partido Socialista de Euskadi y ex negociador con ETA en el proceso de final dialogado del terrorismo de 2006, Jesús Eguiguren.

Este comparece obligatoriamente a requerimiento de la Audiencia Nacional. Su exigencia de comparecencia le sorprendió de tal manera que la pasada semana se entrevistó con la abogada de Otegi, Jone Goirizelaia, en un conocido hotel donostiarra, para que le explicara el motivo de la misma.

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Eguiguren, según su entorno, nada puede decir sobre si Otegi incurrió en enaltecimiento del terrorismo o no en un acto del que no fue testigo, la Asamblea de Batasuna, porque no estuvo. Otra cuestión es si conocía la propuesta política de Otegi en dicha asamblea, que fue el primer aldabonazo del proceso de final dialogado del terrorismo de 2006, fracasado tras el atentado de ETA en la T-4, en diciembre de ese año.

Otegi defendió en Anoeta un final dialogado de la violencia por un procedimiento de separación de ámbitos. De modo que los partidos, incluida Batasuna, decidieran el futuro político del País Vasco y el Gobierno y ETA negociaran el futuro de los presos de la banda.

Eguiguren conocía de antemano dicha propuesta, y también el Gobierno, porque mantenía conversaciones frecuentes con Otegi. Y la veían con simpatía porque se encuadraba en el Pacto de Ajuria Enea de 1988, suscrito por todos los partidos, incluidos AP y UCD, en cuyo punto 10 señalaba que si ETA mostraba signos claros de abandono de la violencia, el Gobierno podía iniciar un final dialogado del terrorismo. Año y medio después de la cita de Otegi en Anoeta, ETA declaró una tregua y el Gobierno oficializó el proceso de diálogo.

Aquel proceso se enterró con el atentado de la T-4. Hoy ya no es posible un proceso similar y en eso coinciden el PP y el PSOE, como confirma el acuerdo logrado ayer en el Congreso. Pero ese final, a su vez, abrió otro proceso de enfrentamiento entre Batasuna y ETA que, pese a sus carencias, permite hablar hoy de la etapa terminal del terrorismo etarra. Eguiguren fue figura clave en ese logro y conviene recordarlo cuando está sometido a un brutal proceso político y mediático de linchamiento, como ayer enfatizó Patxi López.

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