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Francia despide al mago del bordado

Una ceremonia en París rinde un último homenaje al maestro francés François Lesange

"François Lesange se ha ido para bordar las alas de los ángeles". Así lo resumió el padre Christian Lancray-Javal en una emotiva ceremonia en París de despedida al gran mago del bordado, fallecido el pasado 1 de diciembre. El mundo de la moda se dio cita en la iglesia de Saint-Roch de la capital francesa para rendir un último homenaje al maestro que trabajó a lo largo de sus 82 años con los más grandes, desde Chanel hasta Yves Saint Laurent, pasando por Balenciaga y Dior. Rostros conocidos, como el de la ex modelo Inés de la Fressange o la diseñadora Chantal Thomass, amigos y compañeros de trabajo llenaron la iglesia para arropar a la familia del artesano de la moda.

Pese a la majestuosidad de la céntrica iglesia, llena de rosas, lirios y hibiscos blancos (por expresa petición de la familia del bordador, ya que le encantaban las flores de ese color), el homenaje fue sentido y humilde, a imagen de Lesange. Durante su oración, el padre Lancray-Laval recordó sobre todo el talento, la generosidad y el carisma del maestro, antes de dar la palabra en el altar a los nietos del fallecido. Pero el momento más emotivo fue quizás cuando uno de sus hijos cerró la ceremonia leyendo el discurso que el bordador preparó cuando el Ministerio de Cultura le concedió, la semana antes de desaparecer, el título tan tardío como merecido de Maestro de las Artes. "Mi gratitud va al conjunto de los colaboradores de ayer y de hoy, tengo una gran deuda con ellos, os quiero", concluyó, entre aplausos.

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Los aplausos de la pequeña multitud que esperaba a los pies de las escaleras de la iglesia también acogieron al ataúd de Lesange, seguido por sus familiares, cuando salió camino del cementerio. "¿Quién era este señor, era un amigo tuyo?", preguntó un niño a su madre, que pasaban por delante de la iglesia y se detuvieron un momento al ver el ajetreo. "Era una persona que fue muy importante para la moda en Francia, es el fin de una era", respondió la mujer. "¿Estás triste?", volvió a interrogar el pequeño. "Un poco sí, pero sabes, ha vivido mucho y ha tenido una vida muy bonita".

Lesage en París en 1988, con un bordado para Scherrer.
Lesage en París en 1988, con un bordado para Scherrer.P. GUILLAUD (AFP)

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