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La sonrisa algo canalla de Alain Delon había enamorado a Romy Schneider que acababa de colgar los miriñaques de la emperatriz Sissi y a un director como Luchino Visconti capaz de escribir una pelicula para él solo. En la Francia en tránsito entre los años cincuenta y sesenta Alain Delon rivaliza como sex-symbol con el otro mito que forman las dos iniciales BB.
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Las estrellas de Harcourt

Un vistazo a algunas de las mayores celebridades retratadas por el estudio

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