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Eliminar la malaria: ¿cómo lo hacemos?

Una epidemióloga describe los inicios de un proyecto de erradicación del paludismo en el sur de Mozambique

La epidemióloga Beatriz Galatas en Magude, Mozambique.
La epidemióloga Beatriz Galatas en Magude, Mozambique.Luis Sevillano

Beatriz Galatas, epidemióloga española de 25 años, lleva dos trabajando con el famoso malariologo Pedro Alonso en la erradicación del paludismo en el sur de Mozambique. En este artículo describe los inicios de un proyecto movido por el esfuerzo, la ilusión y la fe de los cientos de personas que están involucradas en él

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Hace unos años el mundo de la malaria tomó la decisión de reactivar sus antiguos engranajes y embarcarse de nuevo en la lucha contra esta enfermedad. Como consecuencia de ello, la eliminación de esta enfermedad se ha posicionado de forma repentina en el top 10 de las agendas de diversos ministerios de salud, entidades financiadoras y ONG. Pero la gran pregunta sigue siendo: ¿cómo lo hacemos? Para responder a esta cuestión, lógica pero no simple, eminentes malariólogos y malariólogas internacionales y sus respectivos equipos se han puesto manos a la obra en diversas zonas del mundo para probar de forma contundente cómo se elimina el paludismo en diferentes escenarios y así poder apoyar a los gobiernos en esta ardua tarea.

Y dentro de este excitante movimiento global de refuerzo a la salud pública e investigación política, social y operacional, me encuentro yo. Me llamo Beatriz Galatas, tengo 25 años y soy epidemióloga del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) que trabaja desde hace dos años en el Centro de Investigación de Salud de Manhiça (CISM), en Mozambique. En el 2013 fui contratada para trabajar con el prestigioso malariólogo español Pedro Alonso y su equipo de científicos del CISM en la redacción de un plan de eliminación de la malaria en el sur de Mozambique, cuyo objetivo principal era diseñar un programa efectivo de eliminación basado en evidencia que el Programa Nacional de Control de la Malaria (PMNC) pudiese llevar a cabo.

Un año más tarde, gracias al impulso de la Obra Social La Caixa, a través de su programa La Caixa contra la malaria, y de la Fundación Bill & Melinda Gates, se creó la Alianza Mozambiqueña para la Eliminación de la Malaria (MALTEM), de manera que en septiembre de 2014 pudimos pasar a la acción.

Desde entonces, junto con un gran equipo formado principalmente por jóvenes mozambiqueños y en estrecha colaboración con el Ministerio de Salud de Mozambique, que ejerce el liderazgo de la alianza, hemos planificado y estamos implementando el proyecto piloto de eliminación de la malaria en un distrito rural del sur del país llamado Magude.

Como primera tentativa de eliminación, apostamos por un ataque frontal y sin rodeos tanto al parásito causante de la enfermedad como al mosquito portador de tal parásito. Dicho ataque comenzó en agosto de 2015 con una fuerte campaña de pulverización de insecticidas en todas las casas del distrito para reducir la densidad de los mosquitos vectores de la malaria de la zona, seguida de dos rondas de administración de medicamentos antimaláricos a toda la población para curar y proteger a todos de presentes y futuras infecciones. Todo esto, que parece tan fácil de escribir, está siendo la tarea más desafiante de mi vida.

Nuestro primer gran reto fue encontrar y formar a más de 500 personas que supiesen leer y escribir, conociesen el terreno y tuviesen capacidad de trabajar bajo el sol acosador de este país. Después de un proceso de selección bastante complejo, pasamos seis semanas formando y conociendo a nuestros futuros soldados de a pie, día tras día, metidos en una calurosa sala en obras del hospital que la dirección del distrito nos cedió amablemente. Recuerdo este proceso con especial cariño ya que, mientras ellos aprendían lo que era la malaria, las diferentes dosis de tratamiento o cómo picar un dedo para hacer un diagnóstico rápido con sangre, nosotros aprendíamos a lidiar con cientos y cientos de personas cada día sin perder los nervios o la cordura.

El primer día de la campaña de administración de medicamentos fue verdaderamente emocionante. Caos y convicción mezclados en un mar de camisetas y gorras blancas preparándose para poner fin a la enfermedad que todos temen y detestan. Todo nuestro trabajo de planificación se ponía a prueba. Y claro, no todo salió como esperábamos…. Pero cada día íbamos mejorando en cuanto a organización, trabajo en equipo y motivación, aunque el cansancio se iba apoderando de todos nosotros notablemente. Al final de la primera campaña empezó a ser habitual encontrar a mis compañeros rendidos por las esquinas, intentando reponerse un poco para poder seguir adelante.

Todo esto, que parece tan fácil de escribir, está siendo la tarea más desafiante de mi vida.

Cuando gestionas un grupo de más de 500 personas cualquier inconveniente se multiplica por 500. Si llueve, ¡necesitas comprar 500 chubasqueros! Cuando se estropea un coche o un camión, tienes que encontrar transporte como sea. Aún así, como es costumbre en este país, la buena voluntad tanto de los trabajadores de campo como de las personas de la comunidad han hecho que algo tan difícil se haya podido llevar a cabo con alegría y profesionalidad.

La generación de evidencia científica como parte del objetivo principal de este proyecto también ha sido un verdadero reto, principalmente por sus implicaciones logísticas. Por ejemplo, un factor simple para cualquier estudio como es la recolección de datos se vuelve un problema cuando esto supone recargar 250 aparatos electrónicos (tablets) y sincronizar datos con un servidor diariamente en un contexto en el que no teníamos electricidad ni internet. Pero gracias a dos jóvenes informáticos mozambiqueños muy innovadores, a muchas noches en vela y a dos generadores eléctricos, conseguimos recoger toda la información necesaria para evaluar el proyecto y salvaguardar los datos de forma segura.

Durante el próximo año iremos analizando los resultados de nuestra intervención y evaluando planes alternativos dependiendo de los resultados que encontremos. Si no funciona, lo seguiremos intentando, ¡nadie dijo que iba a ser fácil! Este proyecto se planificó con una filosofía en mente —learn by doing o “aprender haciendo”. Por eso, cada una de las situaciones, experiencias, desafíos y evidencias recogidas durante todo el proceso nos ayudan a planificarnos mejor para el siguiente intento y solidifica nuestras recomendaciones para que, algún día, el Ministerio de Salud de Mozambique pueda incorporar las lecciones aprendidas en su estrategia de eliminación de la enfermedad que más daño causa en este país.

Beatriz Galatas es investigadora del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) en el Centro de Investigación en Salud de Manhiça (CISM). Actualmente trabaja como epidemióloga en la Alianza Mozambiqueña para la Eliminación de la Malaria (MALTEM).

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