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“A los sirios nos gusta la vida … nos gusta la música”, canturrea Najla al tiempo que contonea las caderas al ritmo del repertorio folklórico. “!Y nos gusta el araq [anís típico de la región]!”, interviene otro joven desde una mesa cercana alzando su vaso en un brindis al aire. La escena tiene lugar en Bab Sharki, barrio cristiano del casco contiguo de Damasco y destino predilecto para los jóvenes.
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La vida sigue latiendo en las calles de Siria

Tras el cese de los combates los jóvenes recuperan la vida en los bares y parques

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