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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ecuador vuelve a votar

Debe haber un exquisito cuidado en el recuento de la segunda vuelta para que no haya dudas de legitimidad

Rafael Correa, en una rueda de prensa.
Rafael Correa, en una rueda de prensa.MARIANA BAZO (REUTERS)

Uno de los mayores peligros a los que se enfrenta cualquier proceso electoral es la sospecha de fraude y en esto tienen mucho que ver el recuento y el tiempo que tardan en darse a conocer los resultados. Afortunadamente parece que Ecuador ha evitado in extremisuna crisis de estabilidad institucional que estaba a punto de generarse precisamente por la mala gestión técnica de las presidenciales celebradas el 19 de febrero. El que las autoridades electorales hayan tardado tres días en anunciar que finalmente habrá una segunda vuelta el 2 de abril porque ningún candidato obtuvo el 40% de los votos, ha generado un clima de división y sospecha en el país sudamericano absolutamente innecesario y preocupante de cara a la recta final en la pugna electoral que se avecina entre el conservador Guillermo Lasso y el oficialista Lenín Moreno, exvicepresidente de actual mandatario, Rafael Correa.

Con sus luces y sus sombras, el mandato de Correa —quien llegó al poder tras vencer en las urnas en 2007— ha supuesto para Ecuador una relativa estabilidad después de tumultuosas presidencias anteriores en las que no faltaron ni revueltas populares ni enfrentamientos armados con países vecinos. Mucho más pragmático en sus hechos que en su discurso político —donde se ha identificado con el eje bolivariano—, Correa no ha tratado de cambiar las reglas del juego institucional para perpetuarse en el poder y asiste a esta contienda electoral como presidente saliente, lo que ha permitido en toda la campaña electoral de la primera vuelta un clima de normalidad.

Pero esto no puede obviar que en Ecuador hay una profunda división sobre la manera de entender tanto la forma de gobernar como el papel que el país debe jugar en la Sudamérica. Resulta fundamental por tanto tener un exquisito cuidado en el recuento para que, gane quien gane en abril, no haya ninguna duda sobre la legitimidad de su triunfo. A veces las formas son tan importantes como el fondo.

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