_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Democracia

Ella no iba buscando futuro. Iba, como Cadarso, de visita.

Leila Guerriero
El arquitecto navarro Leandro Pérez Cadarso en Pamplona.
El arquitecto navarro Leandro Pérez Cadarso en Pamplona.JESÚS DIGES / EFE

El arquitecto navarro Leandro Pérez Cadarso fue detenido semanas atrás en la frontera de Tijuana por agentes de migración de Estados Unidos. Encerrado durante 40 días entre San Diego y Caléxico, lo deportaron el 1 de junio sin cargos ni explicaciones, aunque se sospecha que el detonante fue un viaje a Siria que hizo seis años ha. Medios españoles destacaron que es hijo de un biólogo y una profesora, que estudia un máster, que viajaba a San Diego para conocer la obra de su arquitecto favorito. O sea, decían los medios: un hombre intachable devuelto a su remitente por una política migratoria perversa como si se tratara de escoria. Yo recordé a Ada Ghiara. En 2001 se desató, en la Argentina, una crisis bestial. El desempleo alcanzó el 22%, cerraron empresas, murió gente. España apareció como un sitio en el que se podía tener lo que en mi país no: futuro. En 2002 el consulado español en Buenos Aires atendió 4.000 solicitudes de doble nacionalidad por mes y, en España, el rechazo a migrantes argentinos empezó a crecer. Duró mucho: en 2007 fueron deportados 600; en 2009, cerca de 2.000. Ada Ghiara fue una de ellas: la devolvieron la noche del 13 de julio de 2010 en el mismo avión en el que había llegado a Barajas por la mañana. Sin cargos. Sin explicaciones. Ella no iba buscando futuro. Iba, como Cadarso, de visita. Tenía 88 años, era maestra jubilada, viuda, y viajaba para ver a su hijo y sus nietos que vivían en España desde hacía décadas. Pero fue devuelta al remitente como si se tratara de escoria. Ahora el mundo se volvió democrático: igual de jodido para todos. Seré ramplona, pero pensé en aquello de “Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío no me importó (...) Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual tampoco me importó. (...) Ahora vienen por mí, pero es demasiado tarde”.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Leila Guerriero
Periodista argentina, su trabajo se publica en diversos medios de América Latina y Europa. Es autora de los libros: 'Los suicidas del fin del mundo', 'Frutos extraños', 'Una historia sencilla', 'Opus Gelber', 'Teoría de la gravedad' y 'La otra guerra', entre otros. Colabora en la Cadena SER. En EL PAÍS escribe columnas, crónicas y perfiles.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_