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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Abrir el debate de la gestación

La controversia debe ser dirimida mediante un debate público profundo, riguroso y libre de apriorismos

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, durante la presentación de una propuesta de Ley para regular la Gestación subrogada.Vídeo: Ángel Díaz (EFE). Atlas

Ciudadanos acaba de registrar en el Congreso de los Diputados una proposición de ley para regular en España la gestación subrogada. El modelo que propone contempla únicamente la gestación de carácter altruista e incluye requisitos destinados a impedir la explotación de la capacidad reproductiva de mujeres que se encuentren en situación de necesidad. El proyecto plantea que la gestante tenga más de 25 años, que ya haya tenido al menos un hijo y que solo pueda gestar para otros en dos ocasiones. El proyecto excluye expresamente otros pagos que no sean los gastos derivados del embarazo y parto.

Los detalles del proyecto deben ser objeto de un análisis detallado en sede parlamentaria, pero la propuesta tiene la virtud de abrir en España un debate necesario. Cuando la realidad social va por delante de la legislación, conviene examinar si la falta de regulación provoca situaciones injustas o daños evitables. La actual Ley de Reproducción Asistida de 2006 declara nulo cualquier contrato de gestación subrogada, pero son muchas las parejas española heterosexuales y homosexuales que recurren a esta técnica en el extranjero, lo que plantea el problema del reconocimiento legal de los hijos nacidos gracias a ella. La existencia de países que, como Ucrania o Estados Unidos, permiten la gestación subrogada mediante el pago de importantes cantidades ha creado un comercio indeseable que propicia la explotación de mujeres en situación de vulnerabilidad económica.

La donación estrictamente altruista de la capacidad de gestar excluye en principio que pueda producirse explotación, pero hay sectores de opinión que consideran que solo la prohibición absoluta lo garantiza. La controversia, que es ideológicamente transversal y recorre el interior de todos los partidos, debe ser dirimida mediante un debate público profundo, riguroso y libre de apriorismos.

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