El taxista que pasó 30 años retratando a sus pasajeros
Ryan Weideman fotografió desde 1980 a sus clientes mientras conducía por Nueva York
Era 1980 cuando el fotógrafo californiano Ryan Weideman llegó a Nueva York con un sueño: convertirse en parte de la élite mundial de la fotografía. Pero pronto chocó con la realidad; no tenía ni para pagar el alquiler de su viejo apartamento. La esperanza de sobrevivir en la Gran Manzana vino de su vecino, que le ofreció la oportunidad de ganar algo de dinero conduciendo un taxi los fines de semana por la noche. Jóvenes borrachos, prostitutas, toxicómanos... El taxi de Weideman era cada noche el reflejo de la diversidad nocturna de Nueva York en un periodo en que la ciudad experimentó grandes cambios sociales y económicos. Aunque Ryan se había convertido en taxista por necesidad, nunca olvidó su verdadera vocación como fotógrafo y empezó a retratar a esos personajes variopintos con los que se cruzaba cada noche. Tras 30 años captando con su cámara todo lo que ocurría en la parte trasera de su taxi, por fin llegó su merecido reconocimiento como fotógrafo, exponiendo sus fotos en galerías de medio mundo.