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BLOG DE LA DEFENSORA DEL LECTOR
Tribuna
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Oscar Wilde como víctima

Polémica por un artículo que atribuía a la homofobia de la sociedad victoriana el trágico final del gran escritor irlandés

Óscar Wilde.
Óscar Wilde.Getty Images

En la portada digital de EL PAÍS se ha destacado a lo largo de esta semana un fotorrelato de la revista Icon titulado Por qué estos 15 genios murieron completamente arruinados, en el que se pasaba revista al final de miseria y privación que tuvieron quince personajes famosos, que llegaron a ser ricos pero no fueron capaces de conservar sus fortunas. Entre ellos figuraban desde la cantante Whitney Houston, a la actriz cómica Gracita Morales, pasando por Judy Garland, Vincent Van Gogh, Anita Ekberg o el científico Nikolas Tesla. Encabezaba la lista el escritor irlandés Oscar Wilde. Como en el resto de los casos, bajo una gran foto del aludido se resumía brevemente su vida, especialmente el fin que tuvo. Sobre Wilde decía el autor del texto, M.E. Torres:

"Oscar Wilde (Dublín, Irlanda, 1854- París, Francia, 1900) nació en el seno de una familia con dinero, llegó a ser muy rico gracias a su trabajo y relaciones sentimentales, derrochó a conciencia casi todo lo que había ganado y murió en París completamente arruinado (…) En su descargo hay que decir que a Wilde no solo le arruinaron sus hábitos de vividor y su mala cabeza, el escándalo homófobo en que se vio envuelto al hacerse pública su relación con el joven aristócrata lord Alfred Douglas tuvo también mucho que ver con sus problemas financieros".

Un lector, Julio F. Hernando, me ha escrito desde Indiana (Estados Unidos) muy indignado con esta última frase:

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"La descripción de los problemas de Oscar Wilde como escándalo homófono es desinformada o perversa. Aunque, efectivamente, la primera denuncia contra Wilde estaba relacionada con sus relaciones con Alfred Douglas, a lo largo del juicio se presentó evidencia de relaciones de Wilde con menores. Quedó demostrado en el juicio que Wilde pagó por relaciones sexuales con muchachos de dieciséis años, y hubo testimonios que identificaron a las personas con quien Wilde tuvo relaciones como de trece y catorce años. (Para más información véase el libro Oscar Wilde’s Scandalous Summer: the 1894 Worthing Holiday and the Aftermath de Anthony Edmonds).

Oscar Wilde no fue una víctima de homofobia, sino un perdedor sexual. Considerando el terremoto informativo sobre la tolerancia al abuso sexual en entornos artísticos durante los últimos meses — con la campaña #metoo — el texto de M. E. Torres es inaceptable, y debería ser corregido".

Se trata de un tema polémico que no se puede dilucidar en un artículo

He remitido el escrito al director de Icon, Lucas Arraut, y al autor del texto, M.E. Torres. Este último explica lo siguiente:

"Entiendo que el tema es complejo y se presta a múltiples interpretaciones y matices. Sin embargo, no soy el primero ni seré seguramente el último en considerar que Oscar Wilde fue objeto en vida de una campaña de desprestigio de claros tintes homófobos.

El lector aporta una referencia bibliográfica sin duda interesante como argumento de autoridad. También podrían citarse, en sentido contrario, obras como Oscar Wilde and Modern Culture: The Making of a Legend, de Joseph Bristow, Diccionario de la homofobia, de Louis-George Tin o The Trials of Oscar Wilde, de Michael S. Foldy, en los que se describe con detalle cómo el rechazo a la homosexualidad por parte de la sociedad victoriana explica en gran medida la citada campaña de que Wilde fue objeto después de que su relación con lord Alfred Douglas se hiciese pública. En ningún momento entro a valorar en detalle el posterior juicio al escritor ni las razones por las que, en virtud de la ley Labouchère de 1885, acabaría siendo condenado a prisión y trabajos forzados.

En cualquier caso, el mío no es un texto académico que pretenda profundizar en este tema concreto en toda su complejidad, sino un artículo periodístico, y la afirmación que el lector pide que sea rectificada no considero que sea un error factual, sino una opinión tal vez polémica pero creo que pertinente, razonable y fundamentada. Por todo ello, considero que la rectificación no procede, dicho sea esto con toda la humildad y absoluto respeto por el punto de vista expresado por el lector”.

Por mi parte, considero que el lector aporta un punto de vista interesante al recordar que la conducta sexual de Wilde, a tenor de lo que puso de relieve el juicio al que fue sometido, distaba de ser ejemplar. Ello no resta importancia, sin embargo, al peso que tuvo en su declive la prisión y el rechazo que sufrió por parte de una sociedad que, como casi todas las de su época, no toleraba la homosexualidad. Juzgar a Oscar Wilde no era el objeto del breve texto firmado por M.E. Torres, ya que eso hubiera requerido un detenido examen de su vida y las circunstancias que rodearon su ascenso y caída. La existencia de diversos libros sobre Wilde con diversas tesis demuestra que el tema es sumamente polémico y requerirá de nuevos estudios dilucidarlo.

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