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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Convivir con Putin

El presidente ruso tiende la mano tras su reelección. Esperemos a los hechos

Vladimir Putin en el Kremlin, durante una reunión con los candidatos de la oposición.
Vladimir Putin en el Kremlin, durante una reunión con los candidatos de la oposición.Yuri Kadobnov (AP)

Vladímir Putin ha conseguido su objetivo y, tras unas elecciones presidenciales a medida, se ha garantizado permanecer al frente de Rusia durante, al menos, otros seis años. Finalmente, la oposición —ni la que ha concurrido a los comicios ni la que ha sido vetada para estas elecciones— no ha logrado una abstención masiva. La participación se ha establecido en el 67,4% y el mandatario ha obtenido el 76,66% de los sufragios, más de 56 millones de papeletas.

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Llama la atención el súbito cambio de tono en la retórica del presidente ruso tras lograr la reelección. Abandonando el discurso agresivo, en lo referente a política exterior que ha caracterizado la campaña, Putin ha tendido la mano a sus “colegas internacionales”.

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Adoptando unas formas que se podrían calificar de más presidenciales, ha pedido un diálogo constructivo con la comunidad internacional. Palabras que están en las antípodas de sus planteamientos hasta hace pocos días. Incluso ha anunciado que ya este 2018, y a lo largo de 2019, reducirá el gasto militar. Es necesario recordar que apenas a principios de este mes, durante su discurso sobre el Estado de la nación, reveló el desarrollo en curso de un misil, virtualmente indestructible, con capacidad nuclear. “Un misil invencible que podría alcanzar cualquier objetivo”, dijo. Además, anunció la fabricación de misiles hipersónicos aire-tierra. Se trata de armas difíciles de obtener reduciendo el presupuesto en Defensa.

El tono conciliador coincide con las duras acusaciones vertidas sobre el proceso electoral por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Esta denunció ayer la falta de competencia real entre los candidatos presidenciales. El organismo internacional además advirtió de graves restricciones a las libertades de expresión y reunión producidas durante la campaña. La denuncia se suma a las irregularidades flagrantes en favor del presidente reelecto efectuadas frente a las cámaras de televisión por miembros de las comisiones electorales.

La conclusión de la OSCE, en palabras de Michael Georg Link, jefe de la misión de observación del organismo, no ha podido ser más clara. “Una elección sin competición real no es una elección”. Los datos refuerzan su tesis. Solo ocho candidatos pudieron concurrir a las urnas mientras que otros 17 fueron rechazados por la comisión electoral. Entre ellos está el principal líder opositor, Alexéi Navalni, que además sufrió detenciones temporales. Putin recibió más del 90% de los votos en cinco regiones o repúblicas del país, entre ellas Crimea, anexionada ilegalmente en 2014. El segundo candidato más votado, Pavel Grudinin del Partido Comunista de Rusia (PCR), únicamente logró el 11,8% y aun así quedó muy por delante de los otros seis candidatos. Grudinin también se unió al coro que denuncia la desigualdad electoral al expresar que los comicios “no se ajustaron a los estándares mundiales”.

Putin ha demostrado en repetidas ocasiones que los estándares mundiales no se aplican necesariamente a Rusia. Queda por ver si las palabras conciliatorias tras la victoria siguen esa misma lógica o, por el contrario, son un cambio a mejor en la relación con Occidente.

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