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La herida

Marian Álvarez. Ella sola cimenta ‘La herida’, un ‘tour de force’ que le ha regalado Fernando Franco, el drama de una chica que no entiende muy bien por qué tiene ese carácter, qué le pasa a su cabeza y a sus sentimientos para reaccionar como reacciona ante cualquier acontecimiento. Y Álvarez construye, construye, construye en esos largos planos secuencia. Crea a esa Ana que el público ama tanto como odia. Desde el fuera, el espectador la entiende y la quiere. Pero ella, dentro, no entiende. Y sufre.

A favor

Asquerosamente real, por

La economía de medios con que está contada La herida –seguro que un poco por recurso de estilo y otro poco por los escasos 900.000 euros de su presupuesto, o hasta puede que lo segundo obligara a lo primero- está en la base de su fuerza expresiva...

Todo aquí, menos la insondable vida interior de la protagonista, plagada de curvas, misterios y matices que sugieren algo parecido a una pintura de Pollock, es seco. Drástico. Cortante. Zas. Esta secuencia empieza, esta secuencia acaba, y repetimos, empezar y acabar, empezar y acabar, pim-pam, pim-pam, aquí no hay introducción, nudo y desenlace, aquí todo es nudo y el nudo –los volcanes mentales de una conductora de ambulancias y su natación desesperada y desesperante en el lodo del trastorno bipolar- molesta, agrede, desestabiliza al espectador en su butaca, y seguro que en la cabeza y en el teclado de Fernando Franco se trataba justo de eso. Por esa vocación de película/cuchilla, de película/iceberg y de película/pesadilla, por ser tan asquerosamente real –que se lo pregunten a los familiares y amigos inmersos en el infierno de un ser querido con trastorno bipolar- y por tener en casi todos sus planos a una actriz de impresión que parece haber sido siempre esa chica sin rumbo en las carreteras perdidas, La herida, película de plomo y tormenta frente a otras opciones más o mucho más mantequillosas del cine español de 2013, merece convertirse en la opción ganadora de estos Goya. Y no solo en el capítulo relativo a la mejor actriz, porque ahí no hay discusión ni misterio posible. Ojalá gane La herida. Porque la vida no es fácil. El cine, tampoco.X
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En contra

Demasiado ‘tour de force’, por MANUEL PIÑÓN

Aclaración necesaria: creo que La herida es una película más que correcta, por encima de la media, y que en una industria escuálida como la española su existencia es una buena noticia...

Sin embargo, y hablando exclusivamente de gustos, ¿puede no gustarme sin que eso se considere un ataque? Opino que sí, porque, como sucede con otras películas independientes que este año han logrado meter la cabeza entre la cartelera y los premios –Stockholm, Caníbal, Todos queremos lo mejor para ella–, obviar sus defectos sería condescendiente, un todo vale que la condena a ser un producto minoritario disculpado por la élite crítica debido sólo a su origen y principios. La herida se me queda a medias. Quiere ser una película dura y cruda, pero no puede evitar algunas explicaciones y contextos tópicos (esa madre de vocecilla apagada preocupada por si has cenado, las luces fluorescentes feístas y los desagües nihilistas, la estética archimanida de la autolesión…), como si se autoimpusiera límites para no ser todo lo arriesgada que podría ser. Siendo una película tan corajuda, resulta frustrante que lo que quede sea una interpretación sobresaliente y no una mirada a un personaje apasionante. Vamos, que La herida debería dar para mucho más que el reconocimiento unánime a una actriz formidable. Con una propuesta tan seria y honesta, resulta algo frívolo que lo que al final quede por encima sea un tour de force sincero pero francamente exhibicionista.X
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Entrevistas

2 Goyas

6 Candidaturas

  • Película

    La herida

  • Actriz protagonista

    Marian Álvarez

  • Guion original

    Fernando Franco García, Enric Rufas

  • Montaje

    David Pinillos

  • Director novel

    Fernando Franco

  • Sonido

    Aitor Berenguer Abasolo, Jaime Fernández, Nacho Arenas