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MAGNICIDIO

Decretado el toque de queda en Nepal tras la coronación del hermano del rey asesinado

El nuevo monarca, Gyanendra, que ha sustituido al príncipe heredero y presunto asesino entre violentos disturbios, anuncia una investigación sobre los hechos

La coronación ha tenido las 11.00 de hoy, hora local, en el Palacio Hanuma Dhoka de Katmandú. En sus primeras declaraciones, Gyanendra ha anunciado una investigación para aclarar la muerte violenta el pasado viernes de casi toda la familia real.

Según la emisora oficial, el nuevo monarca ha recibido la corona de manos del Bada Guru, la principal autoridad religiosa del país, en presencia del primer ministro, Girija Prasad Kurala, y de otros altos cargos del Gobierno, así como otros miembros de la familia real y varios altos cargos del Ejército Real nepalí, entre ellos el jefe del Estado Mayor, Prajwalla SJB Rana.

Todos los asistentes al acto han desfilado ante el nuevo rey, acomodado ya en su trono, y han depositado de forma ceremonial monedas de plata en el suelo, presentándole sus respetos.

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No obstante desde la matanza del viernes se han sucedido a diario las manifestaciones de ciudadanos indignados que exigen conocer la verdad sobre lo ocurrido. Muy pocos nepalíes se creen las informaciones según las cuales el príncipe heredero descargó una lluvia de balas contra su familia durante una discusión sobre su boda y la elección de su novia que al parecer no gustaba a su madre.

Mientras, el cadáver del joven príncipe de 30 años que descargó un rifle y dio muerte a balazos a los ocho miembros de la familia real ha sido trasladado hoy por unas calles prácticamente desiertas al recinto sagrado del templo de Pashupanipat para ser incinerado.

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El toque de queda prohibía rigurosamente la salida a la calle de cualquier ciudadano, por lo que el cadáver del joven monarca ha sido llevado por unas calles prácticamente desiertas al recinto sagrado del templo de Pashupanipat para ser incinerado.

Unicamente una docena de soldados estaban apostados en la avenida que conduce al Palacio Real, tendidos fijamente en la mirilla de sus rifles.

La incineración del cadáver del monarca ha tenido como escenario las márgenes del río sagrado Bagmati, en un suburbio de la capital, y ha sido transmitida en directo por la televisión estatal.

Los restos de Dipendra han sido colocados sobre una pira que ha sido prendida siguiendo rigurosamente los rituales de la tradición hindú, la religión de los monarcas y del 90 % de los 22 millones de habitantes que tiene Nepal.

Dificultades legales y constitucionales

En un mensaje al pueblo, Gyanendra ha anunciado de forma oficial que "su majestad el rey Dipendra ya no está con nosotros" y ha reconocido que en su anterior declaración a los nepalíes "dificultades legales y constitucionales" le habían impedido "contar lo que realmente ocurrió" el viernes pasado en el Palacio Real.

Según las primeras versiones ofrecidas el sábado por la mañana, el príncipe heredero del país habría matado a sus padres, los reyes, y a otros ocho miembros de la familia real tras una discusión sobre su noviazgo. Sin embargo, Gyanendra, que sobrevivió a la matanza gracias a que se encontraba fuera del país, afirmó ayer que la muerte de sus parientes fue accidental y estuvo causada por la explosión de un arma automática. Ahora parece que esta tampoco es la versión definitiva de los hechos.

Un muerto en las protestas

Hasta el anuncio del toque de queda la jornada se ha visto salpicada por violentos disturbios protagonizados por grupos de nepalíes que exhiben retratos del rey Birendra y de su esposa y exigen la verdad sobre su muerte.

La policía ha tenido que emplearse a fondo para rechazar a los manifestantes, que les atacan con piedras y palos y pretenden acercarse al Palacio Real. Hasta el momento dos personas han muerto.

El hermano del difunto rey Birendra no goza de muchas simpatías en Nepal, donde se le cree hostil a la monarquía parlamentaria y favorable a un retorno de la monarquía absoluta, en vigor antes de 1990.

De 1972 a 1990, el rey Birendra dirigió directamente los asuntos de Nepal, hasta que sus competencias se redujeron por la acción de un movimiento por la democracia que transformó el país en una monarquía constitucional.

Durante la última década, la monarquía desempeñó un papel puramente constitucional, apareciendo como un símbolo de la continuidad y unidad nacional, en medio de un clima político inestable y violento.

La crisis suscitada por la matanza se produce en un momento crítico para Nepal, donde una violenta insurrección maoísta ha causado más de 1.600 muertos desde 1996.

Nepal, un pequeño Estado enclavado en el Himalaya, tiene 140.000 kilómetros cuadrados, una extensión similar a la de Andalucía, Extremadura y Murcia juntas y 21 millones de habitantes, mayoritariamente hinduistas y budistas.

<font size="2"><b>Toque de queda en Nepal tras la coronación del hermano del rey asesinado</font></b><br>(AP)
Toque de queda en Nepal tras la coronación del hermano del rey asesinado(AP)
Reuters

El cumplimiento de una vieja profecía

El asesinato el pasado viernes del Rey Birendra de Nepal y de la mayoría de su familia, suspuestamente a manos del príncipe heredero, cumple una antigua maldición que pesaba sobre su dinastía, la de los Shah, que reina en el país desde el siglo XVIII.

Según cuenta la leyenda, el Rey Prithivi Narayan Shah, fundador de la saga en 1768, caminaba en una ocasión por el valle de Katmandú cuando encontró al Dios hindú Gorakh Nath disfrazado como un viejo loco.

El monarca, apiadado, le ofreció un poco de leche cuajada que llevaba consigo y la divinidad, sin revelar su condición, la ingirió y vomitó parte, ofreciéndosela a su vez al Rey. Disgustado, el monarca dejó caer al suelo los restos de vómito, salpicando al mendigo.

-Esa soberbia tiene un precio- dijo entonces la divinidad, revelando su condición. Y como quiera que el Rey había manchado los diez dedos de sus pies con la cuajada, condenó a su dinastía a desaparecer tras la décima generación. El Rey Birendra pertenecía precisamente a la undécima.

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