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REUNIÓN DEL G-8

El G-7 anuncia la condonación de más de 10 billones de deuda a los países pobres

Estados Unidos, Japón, Canadá, Italia, Alemania, Francia y el Reino Unido anuncián la decisión tras la primera jornada de reuniones en Génova.- Se trata de tres cuartas partes de la deuda total

Estados Unidos, Japón, Canadá, Italia, Alemania, Francia y el Reino Unido se han comprometido a la anulación de esa cantidad de un total de 74.000 millones de dólares (14,2 billones) que supone la deuda exterior de los veintitrés países más endeudados (HIPC con sus siglas en inglés).

Con esta decisión, los líderes refuerzar su compromiso para condonar la deuda de los países más pobres lanzado en la cumbre de Colonia 2000 y reiterado en Okinawa 2001.

En concreto, se cancelarán las deudas procedentes de las ayudas al desarrollo y de los créditos comerciales previstos en la iniciativa para los países HIPC.

Entre los beneficiarios de este compromiso están Bolivia, Honduras y Nicaragua, así como un elevado número de Estados africanos.

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"Animamos a los países HIPC a aplicar rápidamente las necesarias reformas económicas y sociales, incluido el desarrollo de una estrategia para la reducción de la pobreza en cooperación con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional", dice el comunicado del G-7.

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Estos países subrayan asimismo la necesidad de que todos los prestatarios de los subdesarrollados participen "activa y plenamente" para hacer efectiva una aligeración de la deuda.

Ausencia de Rusia

La primera parte del encuentro, que ha tenido formato de G-7, ha estado dedicada al análisis de la coyuntura y las perspectivas económicas internacionales y al lanzamiento de un fondo mundial para la lucha contra enfermedades como el SIDA y la malaria.

Por la noche, los líderes de los Ocho Grandes participarán en una cena, bajo la presidencia del jefe de Estado italiano, Carlo Azeglio Ciampi, con los presidentes de El Salvador, Francisco Flores; Nigeria, Olusegun Obasanjo; Argelia, Abdelaziz Buteflika; Sudáfrica, Thabo Mbeki, y Malí, Alpha Oumar Konare, así como el primer ministro de Bangladesh, Sheik Hasina.

Antes del inicio formal de la cumbre, los máximos mandatarios de EE UU, George W. Bush; Gran Bretaña, Tony Blair; Alemania, Gerard Schroeder; Francia, Jacques Chirac; Japón, Junichiro Koizumi, y Canadá, Jean Chretien, han participado en un almuerzo, junto al anfitrión, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.

También ha estado presente en esa comida, al igual que lo hace en la reunión posterior, el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, que llegó con retraso a la cita, en medio del aplauso del resto de invitados, debido a una avería del avión que le trasladaba a Génova desde Bruselas.

Mañana sábado se celebrarán además numerosos encuentros bilaterales entre los líderes participantes, que tendrán tiempo de repasar los principales conflictos y problemas del mundo al inicio del nuevo milenio hasta la mañana del domingo, en que se celebrará la ceremonia de clausura de la cumbre.

Bush, por la liberalización

Una de las estrellas de la reunión será el presidente de EE UU, George W. Bush, quien ya ha llegado a la ciudad italiana procedente de Londres. Frente a las crecientes protestas de los grupos opuestos a la globalización, Bush insistirá en la cumbre del Grupo de los Ocho que la apertura de los mercados es el mejor remedio de los países en desarrollo para salir de la pobreza.

Bush acude dispuesto a tratar de convencer a sus socios de que su programa externo e interno (nueva ronda de liberalización del comercio internacional y reducción de impuestos) son claves para la reactivación de la economía mundial y para la reducción de la pobreza. Además, apoyará la creación del fondo de la ONU contra el sida, el aumento de los donativos a los países pobres para educación, así como continuar el alivio a los países más endeudados, y tratará de vender la idea de que las plantas modificadas genéticamente (rechazadas por muchos socios comerciales de EE UU) pueden ayudar a solucionar el hambre en el mundo.

Bush insistirá en avanzar con los demás miembros del grupo hacia la definición de una posición común que permita lanzar una nueva ronda de liberalización del comercio internacional en la reunión que la OMC celebrará en Doha (Qatar) en noviembre. La liberalización es uno de los objetivos más importantes del movimiento antiglobalización, y Bush insistió ayer en su mensaje de que esos opositores perjudican a la causa que dicen ayudar. "No puedo decirlo más claro: estáis dañando a los países pobres. Estáis condenando a los países pobres a la pobreza, y no podemos aceptarlo", ha afirmado.

EE UU quiere, además, pedir que cada uno "ponga en orden su casa". "Voy a explicar el éxito que hemos tenido bajando los impuestos y conteniendo el gasto", dijo ayer el presidente durante su conferencia de prensa con el primer ministro británico, Tony Blair. Con ello se espera potenciar el crecimiento estadounidense, después de que el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, asegurara que la debilidad continuará durante algún tiempo.

AP

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