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LA ESTRATEGIA DE EE UU

Fuentes del Pentágono admiten que los ataques no tienen los resultados esperados

El presidente Bush pide de nuevo "paciencia" a los estadounidenses

Fuentes oficiales del Pentágono han reconocido anónimamente, cuando están punto de cumplirse tres semanas desde el inicio de los bombardeos, que la campaña no va todo lo rápido que debía y que aún no se ha doblegado a los talibanes. El propio presidente, George W. Bush, ha tenido que pedir de nuevo "paciencia" a sus conciudadanos, entre lo que está calando la idea de que Estados Unidos no termina de controlar la situación en Afganistán.

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El pasado jueves, el contraalmirante John Stufflebem, portavoz del Pentágono, reconoció su sorpresa por la "forma empecinada en la que el enemigo se aferra al poder" y hoy, sábado, son varias las fuentes oficiales que admiten que la campaña afgana no está teniendo los resultados esperados.

De entrada, la tercera semana de bombardeos no ha sido fácil ya que, a la equivocación de haber bombardeado un almacén de la Cruz Roja en Kabul hay que sumar el aparente retraimiento de las tropas rebeldes del Norte, que luchan contra los talibanes en esa zona del país.

Las fuerzas de oposición que iban a ser las que llevaran el peso de los combates terrestres contra los talibanes en el Norte de Afganistán, están, según informes procedentes de la zona, "cansadas, hambrientas, mal vestidas, mal equipadas y decididas a dejar de luchar durante el Ramadán".

Además, está la ejecución de Abdul Haq, un histórico líder opositor que se había adentrado en el sur de Afganistán para organizar allí una resistencia y que fue capturado por los talibanes y ejecutado, sin que el poderío militar de Estados Unidos en la zona pudiera hacer nada para ayudarlo.

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El factor tiempo

A pesar de los ataques con bombas llevados a cabo desde hace 20 días, el Pentágono es consciente de que todavía "no ha enganchado" a los talibanes. "Somos dos tipos de luchadores, con estilos completamente distintos", dice hoy un funcionario de Defensa en declaraciones que recoge el diario The Washington Post donde también subraya que Estados Unidos aún no le han tomado el pulso a los talibanes.

Por otra parte, está el factor tiempo, que desde luego no juega a favor de Washington. Faltan 20 días para que comience el mes santo musulmán de El Ramadán y algunos aliados claves de Estados Unidos en esta guerra, como Pakistán y Egipto, empiezan ya a demostrar cierta impaciencia con la forma en la que se lleva a cabo la campaña así como con los escasos resultados obtenidos.

De hecho, el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, ha vuelto hoy a expresar su malestar por la continuación de los bombardeos contra Afganistán y ha manifestado su temor a la llegada a su país de otros dos millones de refugiados afganos.

Éste y otros países musulmanes verían con buenos ojos que Estados Unidos dejara su campaña durante ese período de tiempo de oración y ayuno de los musulmanes, pero el Pentágono, por el momento, ha rechazado esas pretensiones. Piensan seguir y, a juzgar por sus declaraciones y por las de la Casa Blanca, con su misma estrategia porque, según aseguran desde el anonimato fuentes del Departamento de Defensa, "nadie está pensando en poner en marcha un plan B cuando apenas se acaba de empezar a desarrollar el plan A".

Bush pide paciencia

El propio presidente George W. Bush está constantemente haciendo hincapié en que esta lucha será larga y difícil, por eso, asegura, van "lentos pero seguros". El presidente ha vuelto a prometer, en su habitual discurso radiofónico, que EE UU "desmantelará a los talibanes".

El presidente ha vuelto a recomendar "paciencia" a sus conciudadanos porque, como le gusta decir, "con paciencia y determinación" sacarán a "los terroristas de sus agujeros" y los llevarán "ante la justicia".

Por el momento, ni la Casa Blanca ni el Pentágono están oficialmente preocupados por el curso de la campaña militar, en parte porque el pueblo de Estados Unidos respalda decididamente lo que están haciendo. Pero parece claro que, aunque el objetivo y los planes sean los mismos que al principio, tres semanas después de comenzados los ataques, el conseguir lo que se busca parece más complicado.

El presiderete Bush, ayer en la Casa Blanca, junto al vicepresidente Cheney.
El presiderete Bush, ayer en la Casa Blanca, junto al vicepresidente Cheney.AP

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