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AFGANISTÁN

Muere Marjon, el león ciego de Kabul

El felino se había convertido en un símbolo de la opresión talibán y de la lucha por la superviviencia

Sobrevivió a ataques con cohetes y granadas, a un intento de lapidación, al olvido y al hambre en el jardín zoológico de Kabul. Sin embargo, Marjon, el mítico león tuerto de un ojo y casi ciego del otro, no asistirá al renacer de su país tras décadas de guerra. El león, que se había convertido en un símbolo de la opresión en Afganistán bajo el régimen de los talibanes y de la encarnizada lucha por la superviviencia del pueblo afgano, falleció el viernes mientras dormía.

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El animal, cuya edad forma también parte de la leyenda -se calcula que tiene unos 25 años, pero algunos habitantes de Kabul opinan que no pasa de los 19 años y otros, que ha cumplido los 37- murió la noche del viernes por problemas en el hígado y el aparato digestivo causados por años de malnutrición, según explicado un portavoz de la Sociedad Mundial para la Protección de los Animales (WSPA, por sus siglas en inglés).

Esta organización envió a Kabul un equipo dirigido por un veterinario para atender a Marjon y a otros animales que subsisten en el zoo de Kabul.

Marjan, cuya compañera murió hace dos años, vivía encerrado en una jaula oscura. El miércoles, el animal se negó a comer la carne que le picaban sus cuidadores porque su dentadura estaba en las últimas y el jueves se confirmó que estaba muy grave, sin que se haya podido hacer nada por él.

El león se convirtió en el ajeno protagonista de numerosos artículos en la prensa internacional, al haber suscitado la compasión de las sociedades de protección de animales.

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"Siento una inmensa tristeza", ha comentado el ex ministro británico de Deportes, Tony Banks, que había llevado a la Cámara de los Comunes el problema de la suerte de los animales desatendidos de Kabul.

El sufrimiento de una guerra

"Esto demuestra que no sólo los seres humanos sufren en tiempos de guerra, también los animales. Usamos y abusamos de ellos para las guerras. Sufren por lo que no es su lucha y pagan con la pena máxima", ha indicado.

Jonathan Owen, un portavoz de la organización WSPA, ha asegurado que se hizo "todo lo posible" para dar nuevas energías a Marjon mediante inyecciones de vitaminas y antibióticos. "Pero Marjon murió la noche del viernes en pleno sueño. Nos alegra que no sufriera", ha declarado.

Owen ha elogiado al personal del zoológico de Kabul, que sin cobrar durante meses y con muy escasos recursos, siguió ocupándose de Marjon y de otros animales, entre ellos aves de presa, fieras, lobos y un oso asiático.

El león fue un regalo de la ex República Federal Alemana (RFA) a Afganistán cuando reinaba el monarca Mohammed Zahir Shá. El animal sobrevivió a ataques con cohetes contra el zoo, asi como a lapidaciones por parte de los talibanes, los mismos que acabaron con los budas gigantes, la música y el cine y que condenaron a la mujer al ostracismo social.

También se libró de una granada vengativa que, según cuenta la leyenda, le arrojó en 1993 el hermano de un hombre que saltó por encima de la verja para acercarse al felino y se dejó un brazo en sus fauces. Pero el ataque le dejó casi ciego de un ojo.

Sin medios para disecarlo

Pero el nuevo Afganistán, muy atento a los gestos que tanto gustan a Occidente, no quiere volverse a olvidarse del león. La alcaldía de Kabul debate ya la suerte de Marjan, que puede acabar disecado.

Según ha explicado un veterinario, las autoridades del zoo han tomado la decisión de disecar a Marjan, como se hizo anteriormente con otros animales raros fallecidos en el zoo, para lo que han pedido la ayuda de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Kabul.

Sin embargo, la facultad, carente de medios, ha reconocido la imposibilidad para disecar al animal. La alcaldía tendría que contratar los servicios de un carnicero para despiezar al animal y recuperar su piel, según uno de los veterinarios encargado de los animales del zoo.

Un niño afgano, de pie, delante de la jaula donde vivía Marjan
Un niño afgano, de pie, delante de la jaula donde vivía MarjanREUTERS

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