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LA POSGUERRA EN IRAK

La falta de combustible provoca una nueva jornada de violencia en Basora

Los soldados británicos han disparado al aire para disolver a una turbamulta que protesta por la escasez de gasolina y electricidad

Las tropas británicas desplegadas en Basora, la segunda ciudad de Irak, han tenido que enfrentarse por segundo día consecutivo a manifestantes violentos que protestan por las condiciones de vida en la ciudad. Como ayer, los soldados han disparado al aire para dispersar una turbamulta que ha atacado vehículos y quemado neumáticos. Los disturbios, que comenzaron ayer por la falta de electricidad y gasolina, son los más graves en la zona chií de Irak desde el fin de la guerra.

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Al menos uno de los manifestantes ha resultado herido de bala. "Ellos [los británicos], no han cumplido lo que nos han prometido, nosotros hemos esperado demasiado tiempo", ha dicho uno de los manifestantes, en alusión a la ayuda prometida por los británicos de restaurar los servicios básicos en la ciudad.

Los incidentes comenzaron ayer y tuvieron como inmediato desencadenante la interrupción del suministro de carburante y electricidad que paralizó neveras y aparatos de aire acondicionado en un día en el que las temperaturas superaron los 50 grados. Dos manifestantes resultaron heridos y varios soldados contusionados en los disturbios.

Basora, como la zona en la que estos días se despliegan las tropas españolas, está habitada mayoritariamente por chiíes, el grupo más perjudicado por la brutal represión del régimen de Sadam. Hasta ahora los incidentes más violentos habían tenido como escenario el norte del país, habitado por la minoría suní, y se consideraba el sur una zona más bien apacible.

La ciudad ha amanecido prácticamente tomada por las tropas. "Queremos estar seguros de que la gente comprende que nos tomamos la seguridad muy en serio", ha afirmado el Mayor Charlie Mayo, portavoz del Ejército británico. Los manifestantes se han cebado especialmente con los coches matriculados en Kuwait, pues acusan a los ciudadanos de ese país de connivencia en el tráfico de petróleo iraquí.

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Alza del petróleo

Las revueltas que se están produciendo en ciudades como Basora no son más que la puesta en escena de la desesperación de miles de iraquíes que han pasado de contar con petróleo a vivir acompañados de la escasez de combustible, motivado, en buena parte, por los constantes saqueos que asolan la geografía iraquí.

Desde hace tres días, esa escasez se ha trasladado al sur de Irak, donde se han repetido escenas habituales en otras zonas tras la toma aliada de Bagdad, como las largas colas de coches que esperan, durante horas y bajo temperaturas cercanas a los 50 grados, para repostar.

La carencia ha provocado un alza en el precio de los carburantes y la recuperación del mercado negro, incluso en la capital, donde vuelve a ser caro y complicado el abastecimiento, y donde el calor también eleva el termómetro por encima de esa cota.

El Ejército británico culpa de la situación a los contrabandistas, por lo que se ha decidido endurecer las patrullas y apostar soldados en las gasolineras. Además, señala a grupos de saboteadores como responsables de los cortes en el suministro de electricidad, ya que la mayor parte de la población usa generadores a gasóleo para que funcionen las neveras, los ventiladores y los aires acondicionados.

Un portavoz de las fuerzas de ocupación norteamericanas en Bagdad ha acusado hoy a bolsas de resistencia leales al depuesto presidente Sadam Husein de los sabotajes en Basora, y ha subrayado que su único objetivo es crear malestar en la población para que se subleve.

"Los sabotajes, en particular contra las centrales eléctricas, son obra de aquellos que quieren que suban las temperaturas. Son fieles al antiguo régimen que sólo perjudican al pueblo iraquí", ha dicho a los periodistas Charles Heatly, portavoz de la Autoridad Provisional para Irak (CPA).

Un manifestante transporta en brazos a un herido, esta mañana en Basora.
Un manifestante transporta en brazos a un herido, esta mañana en Basora.

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