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El enviado de la ONU en Myanmar amenaza con más presiones de la comunidad internacional

Ibrahim Gambari informa al Consejo de Seguridad de su visita a la antigua Birmania y advierte que la crisis puede tener "serias consecuencias internacionales".- El Gobierno birmano reconoce que 109 monjes budistas permanecen detenidos

El enviado especial de la ONU para Myanmar (antigua Birmania), Ibrahim Gambari, ha advertido a la Junta Militar que gobierna ese país de la repercusión internacional que ha provocado la violenta represión ejercida contra los manifestantes a favor de la democracia. La situación birmana "puede tener consecuencias internacionales serias", ha subrayado Gambari, que este viernes presenta ante el Consejo de Seguridad su primer informe tras visitar el país asiático.

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"El mundo no es el mismo que hace 20 años y ningún país puede darse el lujo de actuar fuera de las normas por las que se mide a todos los miembros de la comunidad internacional", ha apuntado el enviado de la ONU, señalando además que las exigencias en favor de la democratización del país seguirán "a no ser que el gobierno abra y amplíe el proceso que debe definir el futuro de Myanmar".

Pese a todo, Gambari ha afirmado que es "prudentemente optimista" respecto a las posibilidades de diálogo entre la Junta Militar birmana y la dirigente opositora Aung San Suu Kyi, después de que el general Than Shwe, que encabeza el Gobierno, declarase ayer que podría reunirse con Suu Kyi "bajo ciertas condiciones". En este sentido, ha pedido la liberación de "todos los presos" como muestra de buena voluntad de cara a las conversaciones.

Esa posible reunión entre el Gobierno y la oposición supondría "un primer y necesario paso para superar el alto nivel de desconfianza entre ellos", ha señalado el diplomático nigeriano, recalcando que se trata de "una oportunidad histórica para Birmania", por lo que ha reclamado "máxima flexibilidad de todas las partes".

Antes, al introducir la intervención de Gambari, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha pedido a la Junta Militar birmana que emprenda "acciones audaces" para la democratización del país y el respeto de los derechos humanos. "El uso de la fuerza contra manifestantes pacíficos es repugnante e inaceptable", ha dicho Ban, también ha pedido "que todos los detenidos sean liberados sin más retraso".

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China se desmarca

En el posterior turno de intervenciones, el embajador de EE UU, Zalmay Khalilzad, ha avanzado que Washington está dispuesto a volver a poner sobre la mesa las sanciones si no cesa la represión, incluido un embargo sobre la venta de armas a Birmania. "Lo que ha sucedido es inaceptable, y lo debe ser para los vecinos de la región, y para los que estamos en esta sala", ha comentado.

Frente a estas advertencias, el representante chino, Wang Guanjia, ha señalado que las presiones sobre la Junta Militar birmana "sólo conducirían a la confrontación". "El Consejo de Seguridad debe adoptar una posición prudente y responsable. Si la situación en Myanmar se degrada a causa de una intervención exterior, será la población del país quien lo sufrirá". China es el principal aliado del régimen birmano y no ha condenado la represión de las manifestaciones.

El enviado especial de la ONU para Myanmar visitó la semana pasada el país, donde el Gobierno reprime violentamente a miles de manifestantes que exigen la democracia. Gambari se entrevistó tanto con el general Twan Shwe como con la líder opositora y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, que permanece en el país bajo arresto domiciliario.

Se estima que las autoridades militares han detenido a unas 6.000 personas, entre ellas más de un millar de monjes, desde el pasado 26 de septiembre, cuando empezó la represión de las manifestaciones tras prohibir las reuniones públicas e imponer el toque de queda en Yangón y Mandalay, las dos mayores urbes del país. Al menos 16 personas murieron, entre ellas un reportero gráfico japonés por el disparo de un soldado, aunque el gobierno sólo admite diez muertes y la disidencia eleva el número a unos 200.

Más de un centenar de monjes budistas permanecen detenidos

La Junta Militar birmana reconoció el viernes en la televisión estatal que las fuerzas de seguridad detuvieron a más de 700 monjes budistas en 18 monasterios del país, de los que 109 permanecen aún arrestados. "Las fuerzas de seguridad registraron 18 monasterios", ha declarado Hla Soe, jefe de departamento de la administración general, dependiente del ministerio de Interior, en un informativo televisado a última hora de la tarde, hora local. "109 monjes y otros nueve hombres están detenidos en el marco de una investigación", ha añadido.

La televisión estatal también ha emitido un parte oficial en el que señala que las fuerzas de seguridad han puesto en marcha una operación para capturar a cuatro monjes budistas, considerados los líderes de las manifestaciones pacíficas que alentaron la movilización popular. Aunque no se han facilitado sus identidades, se resalta que desempeñaron un "papel destacado en las protestas".

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