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La incertidumbre nubla la campaña electoral en Honduras

El país centroamericano inicia el camino a las presidenciales de noviembre pese a las dudas sobre su validez

Las instituciones de Honduras han abierto el camino a las elecciones presidenciales como si no hubiera crisis. Ayer comenzó la campaña electoral, tres meses antes de la celebración de los comicios, como prevé la ley, de acuerdo con la decisión tomada por el Tribunal Supremo Electoral el pasado 28 de mayo, exactamente un mes antes del golpe de Estado contra el presidente José Manuel Zelaya. En las calles, un ambiente de tensión y chispas de violencia dejan ver, sin embargo, que la incertidumbre protagoniza el papel principal en una contienda que ni siquiera ofrece la posibilidad de identificar al presidente saliente.

Los primeros anuncios electorales ya han aparecido en las vías más transitadas. Y sólo un día después del inicio oficial de la campaña ya aparecen saboteados por algunos de los más de cuatro millones de electores hondureños que podrán escoger el 29 de noviembre a la persona que, al menos en teoría, deberá en enero asumir las riendas del Gobierno de uno de los países más pobres e inestables de Centroamérica, una región de por sí pobre e inestable. Sin embargo, la política hondureña está plena de incertidumbre menos de tres meses antes de elegir al jefe del Gobierno y a los 128 nuevos miembros del Congreso que en la actualidad ejerce de Ejecutivo, bajo el mandato de su presidente, Roberto Micheletti.

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Dos conservadores son los candidatos más fuertes para sustituir a Zelaya o a Micheletti, según se mire. Zelaya sigue en el extranjero reclamando su título de presidente legítimo y Micheletti continúa al mando en Tegucigalpa, soportando la presión de media intensidad que la comunidad internacional aplica en defensa de la restitución del orden democrático. Cada día parece menos probable el retorno del mandatario depuesto, quien ahora pide a países y organismos internacionales que no reconozcan ningún resultado electoral mientras rija el Gobierno de facto.

No le faltan a Zelaya motivos para pedirlo, pues los dos candidatos más fuertes nada tienen que ver con su proyecto político, afín al ideario que Hugo Chávez impulsa desde Caracas y que Zelaya logró inyectar en Honduras hasta el golpe de Estado. Uno de los aspirantes es Elvin Santos, que fue vicepresidente de Zelaya cuando este aún coincidía con su Partido Liberal y no se había entregado aún a los brazos del proyecto bolivariano de Chávez. El otro es Porfirio Lobo, del Partido Nacional, cuyo único punto en común con el presidente depuesto es su condición de ganadero.

Santos, de 46 años, sería ahora presidente de Honduras si no hubiera renunciado en noviembre a la vicepresidencia para lanzar su propio proyecto político, en medio de una ardiente polémica sobre sus posibilidades legales de inscribirse como candidato para la octava elección presidencial después del establecimiento de la democracia en Honduras, en 1980. Este empresario del sector inmobiliario pretende materializar el sexto triunfo del Partido Liberal en las urnas venciendo al político que hace cuatro años casi arrebata la banda presidencial a Zelaya.

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Otros tres partidos pelearán por la presidencia en una contienda que aún no tiene garantías de reconocimiento. El continente americano y la Unión Europea parecen querer observar las primeras señales antes de manifestar su posición y responder al clamor de los seguidores de Zelaya. "Micheletti está dirigiendo el Tribunal Electoral y la Corte Suprema de Justicia. No puede haber en Honduras, bajo esas condiciones de ilegalidad, un proceso electoral legítimo, seguro y respetuoso de la voluntad popular. Ellos [el Gobierno interino] pueden vivir su propia fantasía, pero eso dependerá de la comunidad internacional", ha declarado en San José la canciller del régimen derrocado, Patricia Rodas.

Porfirio Lobo, candidato a la presidencia de Honduras, durante su discurso de apertura de campaña, el lunes en Tegucigalpa.
Porfirio Lobo, candidato a la presidencia de Honduras, durante su discurso de apertura de campaña, el lunes en Tegucigalpa.EFE

Atentado contra una emisora de radio

Un transmisor de Radio América, una de las dos cadenas informativas más grandes de Honduras, fue incendiado anoche por desconocidos en la ciudad de Olanchito, norte, según informó hoy la empresa desde Tegucigalpa. Uno de los ejecutivos de la emisora, Luis Edgardo Vallejo, informó que se trata del "tercer atentado contra Radio América" desde que inició la crisis política que vive Honduras, tras el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya, el 28 de junio pasado.

Vallejo añadió que el vigilante del transmisor de Radio América en Olanchito fue atado y amedrentado con un disparo de arma de fuego, aunque no sufrió más daños. El fuego en el inmueble de la emisora fue controlado por los bomberos, que evitaron que los daños fueran de mayor magnitud, según el informe preliminar de Radio América.

Desde que comenzó la crisis política, Radio América ha sufrido otros dos atentados con la explosión e artefactos que solamente causaron daños materiales. Otros medios, como los diarios El Heraldo y La Tribuna, también sufrieron atentados en las últimas tres semanas.

Por otra parte, una potente bomba explotó la madrugada de hoy (hora local) en la sede en Tegucigalpa de una empresa hondureña que distribuye tractores y causó cuantiosos daños materiales, informó la Policía. El artefacto destrozó ventanas y el techo de la sede de la empresa, cuyo frente estaba protegido con madera precisamente para evitar atentados.

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