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El Vaticano, "turbado", reacciona con tibieza al escándalo Ruby

El secretario de Estado, Tarcisio Bertone, pide "moralidad, legalidad y justicia".- Un intelectual afín al Opus Dei en 'Il Giornale': "Mejor un putero que hace buenas leyes que un notable catolicísimo que hace normas contrarias a la Iglesia"

Tras varios días de silencio y estupor, y después de que varios periódicos italianos pidiesen en sus editoriales una clara toma de posición, la Santa Sede -fiel aliada de Silvio Berlusconi desde hace una década-ha dicho hoy que comparte la "turbación" expresada por el presidente de la República sobre las acusaciones de los fiscales contra el primer ministro.

El secretario de Estado, Tarcisio Bertone, ha solventado la presión con frases salomónicas y genéricas, al decir, midiendo mucho las palabras y como pidiendo perdón por la tibieza, que la Santa Sede "tiene sus canales, sus formas de intervenir, y no hace declaraciones públicas, pero empuja e invita a todos, sobre todo a quienes tienen una responsabilidad pública de cualquier tipo en el sector administrativo, político y judicial, a asumir y tener una moralidad más robusta, y un sentido de justicia y de moralidad".

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El número dos del Vaticano, que cumple las funciones de primer ministro, ha añadido que "moralidad, justicia y legalidad son los puntos cardinales de una sociedad que quiere crecer y quiere dar respuestas positivas a todos los problemas de nuestro tiempo".

Refiriéndose a la nota del jefe del Estado, Giorgio Napolitano, que fue publicada sin comentarios en L'Osservatore Romano, el cardenal Bertone ha afirmado: "Lo habéis visto. La Santa Sede sigue con atención y con particular detalle los problemas italianos, alimentando la consciencia de una gran responsabilidad, sobre todo frente a las familias". Ante esos problemas, ha añadido, "se debe responder con ejemplaridad".

Algo más duro y concreto ha sido el diario de los obispos italianos, Avvenire, que ha publicado un manifiesto del Movimiento Político por la Unidad, en el que figuran parlamentarios de todo el abanico electoral, donde se afirma que la gente está "desorientada y desconcertada" y se pide "una nueva fase que lleve aparejada una regeneración moral y coral para dar un salto colectivo de dignidad".

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La reacción oficial de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) se espera para el próximo lunes. El vaticanista Filippo di Giacomo cree que "antes de eso, algún obispo importante y más creíble que Bertone, hará una condena más explícita para que Angelo Bagnasco -presidente de la CEI- encuentre el lunes una frase más coherente con las expectativas de los católicos".

El apoyo de CL y el Opus Dei

La división en el seno de la Iglesia italiana sobre Berlusconi es cada vez más aguda. Los movimientos como Comunión y Liberación (CL) y el Opus Dei, muy potentes en el sistema político, mediático y financiero, son muy cercanos al Gobierno, y su poder pesa mucho en las tomas de posición públicas de la Iglesia. Según Di Giacomo, el perno de esa alianza es Roberto Formigoni, el presidente de la región Lombardía y miembro de CL, que aceptó meter en las listas del Parlamento regional a Nicole Minetti, de 25 años, y una de las acusadas de prostitución de menores en el caso Ruby.

Otro apoyo fundamental del Gobierno es el intelectual de cámara católico Vittorio Messori, asiduo del programa Porta a Porta de Bruno Vespa y afín del Opus Dei, que hoy, en una entrevista publicada en Il Giornale con el vaticanista del diario, Andrea Tornielli, de CL, exculpa a Berlusconi y culpa a los fiscales de perseguir políticamente al primer ministro. Al final de la entrevista, asegura: "Mejor un putero que hace buenas leyes que un notable catolicísimo que hace normas contrarias a la Iglesia".

Según ironiza Di Giacomo, "quizá Raztinger apreciará el golpe en la nuca a su magisterio social, pero en cualquier caso, si este es el fruto del catolicismo practicado por Messori, mejor ser ateos".

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, durante una reunión con el primer ministro de Somalia
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, durante una reunión con el primer ministro de SomaliaREUTERS

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