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La oposición se desangra en Brasil

El número de congresistas de la oposición, con un 18% es el menor en los últimos 16 años

Si el expresidente Lula da Silva se había comido a la oposición con la fuerza de su carisma y de sus realizaciones sociales, su sucesora Dilma Rousseff se encuentra con la menor oposición en el Congreso de los últimos 16 años. Tanto en el Parlamento como en el Senado, el Gobierno tiene una mayoría aplastante.

Si la oposición, desde que Lula llegó a la presidencia se fue desangrando, hoy podría decirse que es casi inexistente y está dividida hasta el punto que el DEM (Demócratas), el segundo mayor partido de la oposición después del PSDB, acaba de tener una escisión grave de 13 diputados. Uno de sus mayores líderes, el actual alcalde Sao Paulo, Gilberto Kassab, acaba de crear un nuevo partido, elPSD (Partido Socialista Democrático), y se ha mostrado deseoso de ingresar en las filas del Gobierno.

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De este modo, en el Parlamento, la oposición sólo cuenta hoy con 96 de los de 513 diputados, la cifra menor en los últimos 16 años. La oposición salida de las urnas en octubre pasado, también quedó esquilmada en el Senado. De 81 senadores, sólo 23 son de la oposición.

El mayor partido de la oposición, el PSDB, fundado por el sociólogo y expresidente de la República, Fernando Henrique Cardoso, está también fracturado. Sus dos mayores líderes: el exgobernador de Sao Paulo José Serra, que disputó y perdió dos presidenciales, una contra Lula y otra contra Rousseff, y el exgobernador de Minas Gerais, el carismático senador, Aecio Neves, siguen enfrentados por el liderazgo de la oposición. Ambos están con los ojos puestos en las elecciones del 2014.

Cardoso acaba de publicar un polémico artículo, muy sesudo, sobre el papel que le correspondería hoy a la oposición, cada vez menor y más confusa. Ha abogado para que su partido se preocupe de conquistar a la nueva clase media, recién salida de la pobreza, y a la gran familia de Internet. Su objetivo es un electorado más propicio a una nueva visión de la política y deja el mundo de los más pobres al Partido de los Trabajadores, que tendría dicho monopolio por su identificación con los movimientos sociales.

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Lula se ha enzarzado en un duelo con el sociólogo, al que acusa de querer abandonar a los pobres. Cardoso le ha respondido que eso es una ignominia y ha recordado al expresidente que le ganó las elecciones dos veces -en el primer turno, además- "con los votos también de los pobres" y le desafía a volver a presentarse a las próximas presidenciales.

Desorientada, la oposición se consuela diciendo que lo importante no es el número sino la calidad y las ideas innovadoras que sea capaz de presentar a la sociedad. Una cosa es cierta, como han señalado algunos analistas políticos: la menguada y cada vez más inexistente oposición política no responde a la real oposición de los ciudadanos, que en octubre le dieron casi la mitad de los votos, mientras que en el Congreso se ha quedado en un 18%, un porcentaje menor que en Venezuela, donde ocupa el 40%, o que en Bolivia (32%).

La pregunta es qué le pasa a la oposición, qué hará la presidenta Rousseff con una mayoría aplastante y hasta qué punto es positivo que un gigante como Brasil, económico y político carezca de una oposición seria, responsable y unida.

Fernando Henrique Cardoso.
Fernando Henrique Cardoso.CLAUDIO ÁLVAREZ

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