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Una tortilla para ganar la olimpiada

En la competición nacional de Formación Profesional hay que demostrar en una semana las dotes para cocinar, arreglar un coche o diseñar una página web

Algunos piensan en la crisis: "La cosa está mal, haré otro curso de caracterización para cine", dice Marta Lagares, barcelonesa de 19 años, después de una prueba de maquillaje. Otros lo ven mejor: "Trabajo hay", asegura sonriente Daniel Rodríguez, aragonés, también de 19, mientras endereza el larguero de un coche. Lo cuentan sobre un fondo de ruido de martillos, de sopletes funcionando, algún secador de pelo, cacharros chocando contra fogones, en un paisaje de cientos de personas, estudiantes, profesores, jurados y competidores. Esto era la semana pasada el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo de Madrid, donde se celebró la Olimpiada de FP junto a una muestra de Formación Profesional, organizado por el Ministerio de Educación con la colaboración de las comunidades autónomas.

Más información
Resultados de las Olimpiadas de FP 2009
160 estudiantes competirán por un billete a la olimpiada de FP de Canadá

Grandes grupos de estudiantes de instituto entraban y salían de la muestra mientras 160 jóvenes (los que habían ganado en la fase autonómica previa en cada especialidad) se disputaban el paso a la competición mundial de FP (Wordskills), que se celebra en septiembre en Canadá, y a la europea (Euroskills), el año que viene, en Portugal.

Los alumnos de FP de grado medio (se accede desde la ESO) o superior (hace falta bachillerato) competían en las 18 modalidades de las olimpiadas (de diseño web a ebanistería). Se habían pasado la semana realizando todo tipo de pruebas, con el tiempo justito, los materiales contados, y con la presión de ser observados, no sólo por los miembros del jurado, sino por cualquier paseante que se parara a curiosear. El viernes remataban la faena: competición de tortillas de patata en la cocina; copiar el peinado de una foto por delante e inventar en la parte de atrás, en peluquería; un maquillaje de novia; la presentación final de una página web; arreglar la puerta de un coche siniestrado; o dar el último toque a una línea de producción.

Los miembros del jurado (profesores de FP y especialistas de las empresas patrocinadoras) han ido puntuando cada paso: "Les hemos dado las piezas, y les hemos pedido que montaran una línea de producción. Les hemos puesto algunas trampas y tenían que descubrir dónde estaban los fallos", explica Julio Miñambres (40 años) sobre la prueba de mecatrónica (que mezcla mecánica, electricidad, electrónica e informática), la única que se hace por parejas. En cocina, hay valoraciones objetivas (la técnica, la limpieza) y subjetivas (cómo se presenta y qué sabor tiene el plato), comenta el presidente y jefe de expertos, el cocinero Carlos Ruiz de Vergara.

Era la mañana del viernes y los nervios ya se notaban: por la tarde se reunía el jurado de cada profesión para señalar a los ganadores. De momento, los chicos y chicas daban los últimos retoques en fontanería y calefacción, en peluquería barrían (la limpieza es muy importante), en confección una muchacha se afanaba sobre la máquina de coser, y todos miraban de reojo la enorme e inquietante mesa llena de pelucas, o las puertas de coche recién enderezadas que parecían huérfanas en el centro de esqueletos de automóviles. Los que hayan hecho los mejores trajes, peinados, reparaciones o tortillas tienen la próxima cita en Calgary (Canadá), en el mes de septiembre. Marta Lagares será una de ellas.

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