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La reforma de la ESO sabe a poco

Asociaciones de padres de alumnos y profesores evalúan la nueva normativa y consideran que los cambios son positivos, aunque "insuficientes y tardíos"

El Consejo de Ministros ha aprobado hoy dos reales decretos que plantean cambios sustanciales en Formación Profesional (FP) y 4º de ESO. Una de las novedades es que los alumnos que no acaben la Secundaria recibirán un certificado oficial de escolaridad con el nivel de adquisición de las competencias básicas alcanzadas. Este certificado tendrá carácter validez en toda España y entrará en vigor en el próximo curso.

No es la única iniciativa encaminada a recuperar a quienes quedan fuera del sistema. La otra gran baza es la flexibilización de acceso a Formación Profesional. Los titulados de grado medio podrán matricularse en un grado superior a través de un curso puente, sin necesidad de cumplir los dos años de Bachillerato y con una reserva de entre el 20 y el 30% de las plazas. Además, los caminos se bifurcan en el último curso de la ESO. Cuarto se diversifica en tres opciones, dos orientadas a Bachillerato -letras y ciencias- y otra a la Formación Profesional de grado medio.

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Estas medidas han sido consideradas por AMPAS y asociaciones de profesores como positivas, aunque "insuficientes y tardías". En concreto, el sindicato independiente de profesores ANPE se ha mostrado satisfecho con la reforma de FP, pero no son tan optimistas en lo que se refiere a los cambios en cuarto de la ESO. La vicepresidenta de la organización, Carmen Guaita piensa que no mejorarán la situación de los estudiantes y lamenta que se haya propuesto una reforma tan "tímida", cuando el sistema educativo "requiere un cambio profundo". A su juicio, los cambios deberían extenderse a toda la Secundaria e incluso al Bachillerato.

"Hay muchos chicos que no aguantan hasta los 15 años para hacer lo que les motiva, y por eso les perdemos", explica Guaita. La vicepresidenta de ANPE considera que los "atajos" que representan los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI) son una forma "de conseguir los mismos objetivos por otras vías" y deberían facilitarse en los primeros años de Secundaria.

José Antonio Martínez, miembro del Consejo Escolar del Estado y presidente de la Federación de Asociaciones de Directores de Instituto, advierte que el talón de Aquiles de la reforma está en el desarrollo legislativo que hagan cada territorio. "El éxito vendrá determinado por la financiación de las comunidades autónomas, y no hay que perder de vista que los cambios llegan en un momento en el que se están produciendo "brutales recortes" por la crisis económica", puntualiza Martínez.

Este profesor, director delinstituto Pío Baroja del barrio madrileño de Orcasitas, conoce al dedillo los resquicios de los dos reales decretos que acaban de ser aprobados ya que participó en su estudio como miembro del Consejo Escolar del Estado. "El último curso de la ESO es excesivamente complejo y muchos alumnos se ven sobrepasados. Nuestro trabajo es intentar simplificar las cosas y por eso planteamos que se estableciesen distintos itinerarios", cuenta.

Carlos López Cortiña, portavoz de UGT, crece que la normativa es el cierre perfecto para el debate surgido con la Ley Orgánica de Educación. "Las medidas, principalmente la referida a la formación profesional y la elección de perfiles, cumplen con lo esperado y contribuyen a la integración de los alumnos. Creo que van en el camino correcto y ayudan a los jóvenes en el proceso educativo", opina. Cortiña celebra, además, la creación del curso puente porque considera que "el alumno va a encontrar otras opciones para formarse".

Luis Carbonel, presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (CONCAPA), ha reconocido que su colectivo se queda "con ganas de más": "Esta reforma recuerda a los derogados itinerarios educativos" (que consistían en dar acceso a determinadas orientaciones y no a otras, de acuerdo al rendimiento escolar). "No soluciona el sistema educativo que tenemos, que está obsoleto. El abandono escolar es del 30% y para cambiar eso se necesitan medidas más eficaces", ha cuestionado. "Por ejemplo, los títulos para los que no acabaron la secundaria llevan buena intención pero no solucionan el abandono escolar. Lo que hay que hacer es cambiar los parámetros y excluir el sistema sectario para promover el esfuerzo de alumnos y docentes", propone.

En Comisiones Obreras también hay sensación de satisfacción. Su portavoz, José Campos, ha destacado que las medidas servirán para combatir el abandono escolar y que la elaboración del decreto haya sido muy participativa al tener en cuenta a las organizaciones y sindicatos. Aunque, según su criterio, habría que ajustar un poco más la instrumentación. "Nos hubiera gustado que haya más opcionalidad en el 4º de la ESO y que haya una memoria económica más detallada, que comprometa más a las comunidades", ha señalado. Tampoco le convence que "no queda claro cuál es la implicación de las privadas".

Virgilio Gantes, vicepresidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), es aún más radical: "Nosotros somos partidarios de que todos los estudiantes se midan con la misma vara y terminen la enseñanza obligatoria con un mismo nivel de conocimientos por lo que no estamos de acuerdo con que haya distintos itinerarios". Gantes considera que los cursos no deben ramificarse hasta Bachillerato y opina que la principal preocupación de esta reforma educativa debían haber sido los programas de adaptación curricular.

Examen de 3º de ESO en el instituto La Estrella de Madrid.
Examen de 3º de ESO en el instituto La Estrella de Madrid.ÁLVARO GARCÍA

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