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La justicia reúne a las víctimas de un agresor que saldrá en libertad

Ocho mujeres atacadas en los noventa quieren saber qué aspecto tiene y dónde va a vivir el Loco del Chándal Prisiones alerta del riesgo “extremo” de reincidencia

Jesús García Bueno
Manuel González, el loco del chándal, durante su juicio en 1997.
Manuel González, el loco del chándal, durante su juicio en 1997. lluís gené (EFE)

La justicia se ha acercado a las víctimas ante la inminente excarcelación de Manuel González González, un asesino y agresor reincidente que, según los informes, no está rehabilitado. Magistradas, técnicos del Departamento de Justicia y agentes de los Mossos se reunieron este jueves por la tarde con ocho de las víctimas del Loco del Chándal. En 1997, González fue condenado a 169 años de cárcel por agredir sexualmente a 16 mujeres y asesinar a una de ellas. La derogación de la doctrina Parot —la interpretación del Código Penal que permitía mantener en prisión a decenas de delincuentes— le deja el camino libre, sin embargo, para abandonar ya la cárcel de Brians.

La iniciativa de arropar a las víctimas ante la puesta en libertad de un delincuente peligroso es pionera. Las magistradas de la Sección Novena de la Audiencia de Barcelona, que han impulsado la cita, convocaron a las afectadas para “ofrecerles información oficial y veraz sobre el caso”, además de “asesoramiento, atención y apoyo de servicios especializados”, precisó el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

Ocho de las víctimas asistieron al encuentro. Las magistradas les explicaron la obligación legal de excarcelar a González en libertad tras la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra la doctrina Parot. Tarde o temprano, subrayaron, iba a ocurrir, por lo que, pese a la angustia y el miedo que eso les genere, deben “seguir adelante”, según fuentes conocedoras de la reunión. Los técnicos ofrecieron a las víctimas tratamiento psicológico, mientras que los Mossos les anunciaron que no podrán mantenerle vigilado porque los hechos son anteriores a la instrucción de la fiscalía de 2010, que avalaba un control no invasivo.

Las mujeres —algunas, acompañadas por familiares— exhibieron preocupaciones más acuciantes. Quisieron saber, sobre todo, dos cosas: dónde va a vivir y qué aspecto tiene ahora. Algunas pidieron una foto actual y expresaron su temor de que las ataque de nuevo. González cometió las agresiones entre 1991 y 1993. Vestido con chándal, se acercaba a ellas por la espalda y, tras asestarles una puñalada en las nalgas, salía corriendo. Una de ellas, Carmen Díaz (31 años), murió desangrada.

“Está bien que los jueces hablen directamente con los afectados y recojan el impacto de sus decisiones en la calle, en el mundo real. Debería aplicarse a más supuestos”, contó la abogada de una de las víctimas, María José Varela, tras la reunión.

Las magistradas se comprometieron a informar a las víctimas el día en que González sea puesto en libertad y admitieron, sin tapujos, que no está rehabilitado. El pasado 30 de octubre, un psicólogo de Brians emitió un demoledor informe sobre la evolución penitenciaria y el riesgo de reincidencia del Loco del Chándal. González padece un “trastorno por sadismo sexual”: se excita al hacer sufrir a sus víctimas. En prisión ha seguido “una trayectoria irregular” y se ha mostrado “distante, desconfiado y hostil”. El preso interpreta de forma “paranoica” las intenciones de las mujeres con los hombres —“ella pone el cuerpo y él, el dinero”— y, lejos de exhibir empatía, demuestra “un marcado sentimiento de victimismo” por su estancia en prisión.

Durante sus años en prisión, se ha negado a someterse a cualquier clase de tratamiento para agresores sexuales. Ese rechazo, junto a “la gravedad de los hechos”, la “agresividad utilizada” y “su personalidad”, llevan al psicólogo a concluir que el riesgo de que vuelva a cometer “un nuevo delito sexual y violento” que acabe con la vida de alguna persona es “extremo”.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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