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ELECCIONES 2011 | Último día de campaña

Destellos y monólogos a cuatro voces

Los candidatos cruzan algunos golpes dialécticos en unos debates electorales en Canal 9 de rígido formato y escasa audiencia debido a su horario de emisión

En los debates electorales de Canal 9 los candidatos no pueden interpelarse, lo que convierte esos espacios, previamente grabados, en una sucesión de monólogos encadenados. Es el formato que aprobó el consejo de administración de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) con los votos del PP, Esquerra Unida y la Coalició Compromís y la oposición del PSPV-PSOE. Anoche, por ejemplo, fue imposible saber qué cara ponía la cabeza de lista de los socialistas por Valencia, Inmaculada Rodríguez-Piñero, cuando el candidato del PP, Esteban González Pons, la acusaba de haberse equivocado con las cifras de paro valencianas, ni la que ponía él cuando le replicó, unos minutos después, que no la había escuchado con atención porque es muy rigurosa y sabe bien lo que dice.

"No nos intervienen porque hay elecciones", sugiere González Pons
Rodríguez-Piñero: "Se puede salir de la crisis sin liquidar el Estado de bienestar"
Baldoví y Sixto critican al PSOE y al PP por los recortes

Los candidatos de Castellón, el martes; de Alicante, el miércoles, y de Valencia, anoche, desfilaron ante las cámaras de Canal 9 esta semana con unas pobres audiencias a causa del horario de medianoche en que se emitieron los espacios. Así, el debate del martes osciló entre el 0,5% y el 1,6% de audiencia, mientras que el del miércoles se situó entre el 0,8% y el 2,4%. En medio de la sucesión de monólogos con los candidatos encuadrados en plano corto, se produjeron destellos de polémica que podrían haber derivado, sin tanta rigidez, en un intercambio mucho más instructivo.

"Gracias por atendernos a estas horas de la noche", inició su intervención Rodríguez-Piñero, vestida de rojo, para acentuar el desacuerdo de los socialistas con el horario y el formato del programa. Ricardo Sixto, con americana pero sin corbata, se felicitó de estar allí "pese a los intentos del partido socialista de hacer un debate a dos". También Joan Baldoví, de Compromís, asimismo con americana y sin corbata, aludió al intento de marginar a su grupo. González Pons, el único que lucía corbata, no hizo la más mínima referencia al formato del programa y arremetió de principio a fin contra el PSOE con los cinco millones de desempleados. "Mientras dura este debate, 80 personas más van al paro", aseguró.

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El candidato del PP repitió varias veces que ayer la prima de riesgo de la deuda española rozaba los 500 puntos básicos, nivel que debería llevar a la intervención de España por la Unión Europea. "A lo mejor no nos van a intervenir porque el domingo hay elecciones y saben que va a haber un cambio", sugirió, utilizando toda la munición disponible, incluso cuando al final apelaría a la memoria de la transición para pedir unidad mientras incitaba a los electores a votar contra los socialistas, aunque fuese escogiendo otras opciones de izquierda.

"Se puede salir de la crisis sin acabar con el Estado de bienestar", insistió Rodíguez-Piñero, que fue la única que esgrimió gráficos. La candidata refrendó el compromiso del PSOE con la política social, recordó que el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha subido las pensiones mínimas de 400 a 735 euros en ocho años para hacer frente a las críticas por haberlas congelado, consideró grave que los dirigentes del PP anuncien ya medidas duras que generarán contestación social "sin decir alto y claro lo que van a hacer" y advirtió: "Nos lo jugamos todo a dos cartas: Rajoy o Rubalcaba".

Baldoví y Sixto repartieron estopa a derecha e izquierda (estaban colocados en el centro del escenario), aunque tanto Compromís como Esquerra Unida se sitúan a babor de los socialistas. Sixto, que se expresó con una parsimonia muy llamativa, consideró que el de socialistas y populares es "un duelo de recortadores", en referencia a los ajustes impuestos por una crisis en la que "los especuladores no tienen paciencia". Baldoví criticó a ambos partidos en términos similares, dedicó un apartado a denostar el sistema de financiación autonómica y coincidió con la candidata del PSOE y el de Esquerra Unida (aquí toda la izquierda hizo frente común) en lamentar la política del PP en la Generalitat. Para ello, llegó a citar a Juan Roig, el propietario de Mercadona, en relación con "la cultura del esfuerzo". El candidato de Compromís sentenció que si Roig hubiese tenido que trabajar con los consejeros de la Generalitat "ya estarían fuera hace mucho tiempo".

Rodríguez-Piñero, que se refirió en todo momento al candidato del PP como "el señor González" tras un intento inicial de este de llamarla a secas "Inmaculada", sacó pecho con las infraestructuras, el AVE y el corredor mediterráneo, momento en que González Pons reconoció su trabajo como secretaria general de Infraestructuras del Ministerio de Fomento. "La felicito por ello", dijo el candidato del PP antes de criticar que la red ferroviaria de cercanías "es desastrosa" y mencionar que la línea de Camporrobles la cubre todavía una unidad que funciona a gasóleo. Rodríguez-Piñero replicó, cuando le llegó el turno: "Se nota que el señor González no coge los trenes de cercanías".

González Pons esgrimió el discurso del PP sobre la política hídrica y dijo que del plan Agua del Gobierno "no ha llegado ni una gota", a lo que Rodríguez-Piñero respondió retándole a reiterar la promesa del trasvase del Ebro, que calificó como "la gran estafa del PP". La candidata no olvidó recordar que la desaladora de Torrevieja está hecha y no se ha puesto en marcha porque lo ha impedido el Gobierno valenciano del PP. Los socialistas, dijo, garantizan "agua para todos y para siempre", Baldoví también parafraseó el "agua para todos" del PP y dijo: "Agua para todos, pero no para todo". El representante de Compromís acusó al PP de haber intentado explotar el Júcar cuando "al Júcar no le sobra ni una gota".

Ricardo Sixto propuso el cierre de la central nuclear de Cofrentes y defendió las energías alternativas, a las que también aludió Baldoví. Rodríguez-Piñero apuntó que era la única que había hablado de Europa, en una situación en que resulta tan importante hacerlo, y González Pons insistió en que "la única política social posible es crear empleo".

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