_
_
_
_
_

Miles de 'indignados' claman contra los recortes sociales y la corrupción

Las manifestaciones transcurrieron en un ambiente festivo y sin incidentes- Las principales ciudades y pueblos valencianos secundan la protesta

El Movimiento 15-M estaba anoche satisfecho. Todo salió bien, el ambiente fue festivo, no se produjeron incidentes y la asistencia fue multitudinaria en las principales ciudades. La manifestación que partió de la plaza del Ayuntamiento de Valencia reunió a cerca 25.000 personas, según cálculos propios. Los organizadores elevaron la asistencia a 80.000 personas y la equipararon a las celebradas contra la guerra en 2004. La Delegación del Gobierno no ofreció datos.

"He venido porque estoy de acuerdo con los jóvenes; los políticos nos toman el pelo", dijo alto y claro María, de 65 años, cuando faltaban unos minutos para que la manifestación del 19-J, convocada contra el Pacto del Euro, arrancase de la rebautizada plaza del 15-M en la capital valenciana. A su lado, su esposo Fernando, de 64, añadió: "No es justo lo que nos están haciendo, que cada vez trabajemos más mientras cobramos menos". El euro, los recortes, la corrupción y la presencia de imputados en las instituciones públicas fueron el centro de las críticas de los manifestantes.

Fabra centró la mayoría de consignas en Castellón

En Valencia abrieron la manifestación un grupo de indignados en pañales, que criticaron así cómo los poderes económicos dejan al "pueblo" sin nada. "Queremos una política más participativa, más transparente y cambiar la Constitución en algunos de sus puntos", concretó Juan Bordera, miembro del 15-M.

La marcha de Valencia, que partió de la plaza del Ayuntamiento y terminó ante la Delegación del Gobierno, duró unas tres horas. Los manifestantes hicieron varios altos en el camino, con sentadas incluidas. El primero a pocos metros de las Cortes Valencianas, donde, sentados al suelo, levantaron los brazos y corearon: "¡Estas son nuestras armas!" o "El president [Camps], a Picassent". El pasado 9 de junio, día en que se constituyó el Parlamento autonómico surgido del 22-M, la protesta de indignados acabó con varios heridos y cinco detenidos tras cargar la policía. La segunda parada fue ante el domicilio de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y la tercera ante la Delegación del Gobierno, donde, de nuevo sentados sobre el asfalto, leyeron su manifiesto.

En Alicante se repitió el éxito de afluencia. La policía estimó en más de 10.000 el número de asistentes, y los organizadores en cerca de 15.000. La marcha en la capital alicantina estrenó itinerario debido a la fiesta de Las Fogueres. Los indignados salieron de Maissonave, la principal calle comercial de Alicante, luego bajaron por Doctor Gadea hasta llegar al paseo de Canalejas.Entre los manifestantes había de todo, pero muchos jóvenes y adolescentes. Ana Gálvez, estudiante de 17 años, lo tiene claro: "A los jóvenes nos preocupa lo que está pasando, y por eso hemos venido". Junto a ella decenas de manifestantes con pancartas de todo tipo con lemas diversos: "Generación Nini por cojones", "Si Merkel se masturba, la banca especula", o "Tenemos la solución, los corruptos a la prisión", lema este último muy coreado.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Un grupo de artistas, críticos con las fiestas de Les Fogueres, hizo su particular carroza. "Para que luego digan que nos integramos en la fiesta", dijo uno de los organizadores desde la megafonía, minutos antes de arrancar. "Somos contestación, hemos hecho el monumento con restos y nos ha servido para denunciar la corrupción del sistema", explicó el artista, Morán Berruti, uno de los promotores de la idea.

Los manifestantes protagonizaron sentadas en las puertas de las diferentes entidades bancarias, y gritaban: "¡Esto es un atraco, arriba las manos!", "¡Botín es el que manda y el pueblo el que paga!", o "¡El oro del banquero es la sangre del obrero!". Durante el recorrido también hubo referencias al promotor Enrique Ortiz, implicado en el escándalo de corrupción conocido como caso Brugal. "¡Ortiz cabrón, trabaja de peón!", coreaban algunos manifestantes, mientras otros decían: "¡Hip, hip, hurra por el fiscal anticorrupción!". Ya en la recta final de la manifestación decían: "¡El president a Foncalent!", en referencia a Francisco Camps y al nombre del centro penitenciario de Alicante. La manifestación combinaba las referencias a la crisis económica con la crisis política derivada de los casos de corrupción. El colectivo Alicante toma la plaza ha desconvocado la acampada de la Plaza de la Montañeta, pero siguen trabajando en equipos. La protesta de ayer estuvo convocada por Democracia Real Ya y Alicante toma la calle. "¡Quiero trabajar y no quiero mendigar!", también fue otra de las consignas que fueron coreando.

En Castellón, con unas 4.000 personas en la calle, hubo gritos contra el presidente de la Diputación castellonense, Carlos Fabra, imputado por varios delitos como tráfico de influencias, cohecho y fraude fiscal. Un cabezudo con su cara recorrió las calles mientras los manifestantes aludían en sus consignas a la suerte que ha demostrado tener con la lotería y a su último deseo de ser el responsable de la Policía local de Castellón ("Me gustaría volver a ser el sheriff del condado") como concejal no electo. Miles de castellonenses gritaron "Fuera corruptos de Castellón" durante la manifestación

Otros mil indignados se manifestaron también por las calles de La Vila Joiosa procedentes de diferentes pueblos de La Marina Baixa, como Sella, Relleu o Finestrat, informa Artur Balaguer. La manifestación acabó con una concentración en la Finca de la Barbera, donde se leyó el manifiesto contra el Pacto del Europa y por la Democracia Real Ya. Allí mismo acordaron que a partir de ahora se concentrarán todos los domingos a las siete de la tarde en el centro de la ciudad.

En Elche, unas 3.000 personas, según los convocantes, participaron en la marcha, que transcurrió, sin incidentes y en un ambiente bullicioso y festivo, por varias calles céntricas.

Un grupo del Movimiento 15-M inicia a primera hora de hoy una marcha popular a pie hasta Madrid -también salen de otras capitales españolas- que está prevista que acabe el próximo día 23. "Esperamos que cuando entremos en Madrid seamos unos 2.000", aventuró ayer uno de los participantes. Acerca del futuro de la acampada en la plaza del Ayuntamiento de Valencia, hay miembros que se marchan y otros que se quedarán.

Los miles de manifestantes de Valencia a su paso por el paseo de la Petxina.
Los miles de manifestantes de Valencia a su paso por el paseo de la Petxina.JORDI VICENTÀNGEL SÁNCHEZ

ANA DOLZ

Con 27 años, Ana ha contribuido al Movimiento del 15-M desde Sagunto. Está desde el pasado 19 de mayo vinculada a la asamblea organizada en la capital del Camp de Morvedre. "Hemos hecho un montón de acciones, incluso hemos conseguido que se nos unan trabajadores de varias empresas", presume orgullosa. Y, por si alguien alberga dudas, "que se levanten las acampadas no significa que se acabe el Movimiento 15-M. Vamos a seguir hasta que nos escuchen", aseguró.

INÉS ALDECOA

Tiene 21 años y estudia Traducción e Interpretación en la Universidad de Alicante. "Es lógico que la gente reaccione ante lo que pasa, los políticos nos tratan como tontos", se lamentó esta joven que confesó tener "la gran suerte de estudiar idiomas", y podrá irse fuera: "Trabajaré en el extranjero, aquí la cosa está fatal", admitió. Inés Aldecoa mostró su apoyo a este tipo de protestas que no solo son para jóvenes, porque según explicó sus dos padres, de unos 50 años, están los dos en el paro.

MARIA GOMBAU

Tiene 20 años y es estudiante. Ha sido miembro activo del Movimiento 15-M. "El espíritu de este movimiento es conseguir cambios, en nosotros mismos y también a nivel global", explica. Fue una de las cinco personas detenidas tras la carga de la policía ante la sede de las Cortes Valencianas el pasado día 9: "El 15-M es un movimiento pacífico y lo ha demostrado a lo largo de todo este mes", afirma con la cabeza bien alta. Su sueño es conseguir un referéndum vinculante para cambiar la Constitución.

DARÍO ROZALÉN

"Me parece estupendo todo lo que está pasando, no puede ser que los políticos trabajen para la banca", se lamentó este profesor de un instituto de Alicante. Darío tiene 31 años y se considera un afortunado porque tiene trabajo pero asegura que "el pacto del euro no es la solución, eso provocará que al final paguen las consecuencias los trabajadores y nadie más". A su juicio, con las medidas aplicadas por los Gobiernos "no se saldrá de la crisis económica".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_