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Oliva espera hace 25 años el desvío de la carretera que la cruza

Los vecinos protestan para exigir una variante de la N-332 fuera de la ciudad

La muerte de Concha N., el 28 de julio de 2006, colmó los ánimos de los vecinos de Oliva. La mujer cruzó la carretera N-332 que discurre por el centro del casco urbano en un punto sin semáforo. Una imprudencia que le costó la vida. Un camión-trailer la arrolló. Virginia Cotaina, propietaria de uno de los numerosos comercios ubicados en ambos lados de la carretera, y un grupo de vecinos que presenciaron el accidente dijeron "hasta aquí hemos llegado". Ese día nació el germen de la Plataforma Cívica Carretera No, que lleva año y medio movilizando a la población para exigir que se agilice un proyecto que la ciudad reclama desde hace 25 años, la construcción de una ronda de circunvalación que traslade la carretera nacional N-332 a la periferia. Ayer reanudaron las concentraciones y el corte de la carretera, que han convertido en una cita mensual que aseguran no estar dispuestos a paralizar.

"A diario discurren por esta vía unos 30.000 vehículos, el 15% camiones, y en verano el tráfico se duplica", denuncia Fernando Vengut, profesor del instituto Gabriel Ciscar de Oliva y miembro de la plataforma. El tráfico es continuo y el ruido insoportable. "La legislación europea establece un máximo de 50 decibelios, nosotros hemos llegado a contabilizar 80 decibelios", asegura Vengut. La vía no está restringida al paso de camiones. "He llegado a contar el paso de 40 camiones-trailer en cinco minutos", dice Virginia. Un tráfico que va acompañado de contaminación y suciedad. Y en verano se agrava. Más tráfico, más ruido, más calor, más contaminación.

En 1984 el municipio tuvo la oportunidad de solucionar el problema. El Ministerio de Obras Públicas asignó 2.500 millones de las antiguas pesetas para realizar una variante, explica el actual alcalde de la ciudad, el socialista Salvador Fuster. Pero las reticencias de los comerciantes por un lado, que veían peligrar el negocio con el traslado de la carretera a las afueras, y las de los propietarios de terrenos agrícolas por donde iba a discurrir la ronda, llevaron a dar marcha atrás. "Una decisión que ha pesado como una losa en la población. El coste de la variante asciende hoy a 16.000 millones de las antiguas pesetas, y nos vemos abocados a una situación límite", lamenta el alcalde.

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