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El PP expulsa a los ediles campistas de Villena por abandonar el grupo

La alcaldesa se queda en minoría tras la marcha de los cinco concejales

Estalló la crisis del PP en el Ayuntamiento de Villena. Los cinco concejales campistas solicitaron ayer abandonar el equipo de Gobierno y pasar al grupo de no adscritos debido a "las serias y profundas discrepancias políticas" que mantienen con la alcaldesa, Celia Lledó, que se queda con una frágil minoría. La dirección regional del PP anunció anoche que expulsará a estos concejales "por haber traicionado la voluntad de los ciudadanos", y mostró expresamente "su respaldo y apoyo" a la alcaldesa. Un refrendo significativo, ya que la regidora es persona de confianza del presidente provincial del PP, José Joaquín Ripoll, que mantiene un pulso con el aparato del PP en Valencia.

Los ediles díscolos, Juan Carlos Pedrosa, (primo de Adela Pedrosa, alcaldesa de Elda), Mari Paz Poveda, Virtudes Amorós, Adela Serra y Juan Richart, en su carta de renuncia atribuyen esta crisis a "la acreditada incapacidad de la alcaldesa de mantener un diálogo y colaboración sincera". Los concejales campistas aseguran que han sido tratados "no como adversarios, sino como enemigos", y lamentan la "prepotencia" de Lledó. Por ello concluyen que se marchan para "no ser cómplices" del "desgobierno y autoritarismo" de la alcaldesa, que se queda con siete concejales, entre ellos, además, uno que también es díscolo, pero que está de baja por enfermedad. La oposición ahora será mayoría: 7 concejales del PSOE, 5 ex PP del grupo de no adscritos y 2 de Los Verdes.

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Por decreto, Lledó despojó, de inmediato, a los ediles campistas de sus competencias municipales, les quitó sus atribuciones económicas y ordenó cortar sus teléfonos móviles. Pero ¿cómo se ha llegado a esta situación? Las heridas en política cuestan de cicatrizar, y en un pueblo todavía más. La brecha entre los ediles ripollistas, y los concejales afines al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, aumentaba día a día. La fractura del equipo de Gobierno se produjo a raíz del congreso provincial del PP, celebrado hace más de un año en Orihuela, en el que Ripoll logró imponerse a los campistas por una mínima diferencia de cuatro votos. Ahí las dos facciones se enfrentaron. En verano, los campistas intentaron arrebatar a la alcaldesa la presidencia local del PP, y perdieron estrepitosamente, al lograr Lledó un 80% de apoyo. A partir de ahí, la ingobernabilidad se palpaba y la situación era insostenible: plenos paralizados, la alcaldesa que perdía votaciones e incluso agresiones callejeras.

Según varias fuentes consultadas ayer dos factores fueron determinantes. Por un lado, los ediles díscolos dieron un ultimátum a la alcaldesa para que expulsara del Ayuntamiento a uno de sus asesores, Isidro Gozálvez, esposo de María José Hernández, concejal de Urbanismo, porque en septiembre pasado se enzarzó en una pelea callejera con el concejal de Obras, Juan Richart, por discrepancias con el reparto de unos ingresos extraordinarios. Uno acabó en el ambulatorio y otro en el cuartel de la Guardia Civil. Y la alcaldesa no hizo nada. Y en los últimos días la intención de Juan Cotino, vicepresidente del Consell, de llevar a Villena la basura de Castellón ha molestado a los ediles campistas, que se han sentido "huérfanos" y "desatendidos".

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