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Reportaje:

Diez años de dejadez ambiental

Barberá incumple sus planes para frenar la contaminación en la ciudad

Valencia quiere ser una ciudad ecológica y sostenible. Al menos es lo que se deduce de la retahíla de medidas que el gobierno local incluyó en el programa para las pasadas elecciones municipales de 2007. La creación de una concejalía de Cambio Climático fue la apuesta más fuerte, pero ésta apenas ha empezado a andar. Las decenas de planes, acciones y acuerdos internacionales anunciados para que la ciudad sea sostenible se han quedado, la mayor parte de las veces, en intentos frustrados y olvidados.

Ha pasado más de una década desde que el gobierno de Rita Barberá se unió voluntariamente a la Carta de Aalborg, un programa tutelado por la Unión Europea cuyo fin es la creación de estrategias y acciones para frenar la contaminación. Desde 1998, las cuatro fases del compromiso, esto es, la Agenda 21, la auditoria medioambiental, el plan de acción y los consejos de participación, siguen siendo solo buenas intenciones. También la reducción de la contaminación lumínica, prometida en 2001, o el plan para mejorar la calidad del aire. Además, el trabajo del departamento de Cambio Climático, dirigido por María Ángels Ramón-Llin, se centra en la organización y asistencia de la concejal a conferencias, sin que hasta ahora, con la mitad del mandato cumplido, haya presentado un plan específico de medidas en la administración local. Acció Ecologista-Agró critica la inacción del PP y le exige a Ramón-Llin hechos concretos y no una "política escaparate".

La concejalía de Cambio Climático no ha presentado ningún proyecto
"Valencia está lejos de ser sostenible", denuncian los grupos ecologistas

Al montón de deberes que al Consistorio le quedan por hacer, el pasado 11 de febrero la alcaldesa le añadió uno más. Es el Pacto de los Alcaldes, una iniciativa europea que pretende reducir los gases de efecto invernadero más allá de las exigencias de Bruselas. El nuevo compromiso de la alcaldesa implica obligaciones, entre ellas, la reducción en un 20% de las emisiones de CO2 a través de un plan de acción de energía sostenible. Según Ramón-Llin, dicho plan, como todos los pendientes, está en fase de elaboración y en apenas un mes se harán públicos los datos. "Estimamos que nos dará tiempo", afirma. Si en febrero de 2010 no está entregado, Valencia será expulsada de este foro.

La calidad del aire es un problema al que Valencia, como otras grandes ciudades, no escapa. A las continuas quejas de los socialistas porque se sobrepasan los niveles máximos permitidos para ciertos contaminantes, hace apenas un mes se sumó otra llegada de la Comisión Europea. Ésta advierte de que envió una carta a las autoridades españolas para que le informen sobre la polución en la ciudad. Para solucionarla, y cumpliendo de nuevo con la normativa comunitaria, antes de que finalice el año el Ayuntamiento debe enviar a Bruselas un diagnóstico de la situación. Según el PP, el estudio está en marcha. "No negamos que Valencia tenga mucha contaminación, pero nos esforzamos para mejorarlo", admitió el Consistorio. Planes aparte, una de las medidas en la que Barberá sí ha puesto énfasis ha sido en la flota de autobuses de la EMT, ya que desde septiembre todos sus vehículos funcionan con combustibles ecológicos

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El ruido es otro de los problemas ligados al medio ambiente y la calidad de vida sostenible que sigue generando conflictos entre Ayuntamiento y vecinos. Ante las constantes denuncias vecinales y por exigencia de las directivas europeas, el Consistorio elaboró un mapa del ruido, pero aún no lo ha traducido en planes de actuación concretos, como exige la ley. El retraso es de año y medio. "Estamos fuera de plazo porque hemos añadido medidas, pero siempre hay unos años de margen", afirman en la concejalía de Medio Ambiente, que dirige Lourdes Bernal.

Desde la oposición, la concejal socialista Carmen del Río tacha los compromisos de Barberá de "propaganda" y "retórica" y afirma que la década de retraso en la puesta en marcha de las medidas no es más que una falta de compromiso serio. "El medio ambiente no se protege con declaraciones, sino con acciones", afirma.

Del Río ha reprochado en numerosas ocasiones al gobierno local que no actúe contra la contaminación del aire, y también contra el exceso de bombillas y gasto eléctrico. El concejal popular Juan Vicente Jurado niega la mayor: "Es mentira que Valencia sea la ciudad con más contaminación lumínica de Europa. Es la más iluminada". A las 91.000 farolas que tiene la ciudad, la semana pasada Jurado le añadió mil más. El gobierno local del PP proclama desde 2001 que está ahorrando electricidad y sustituyendo las bombillas tradicionales por otras más ecológicas. Si entonces se debatió la necesidad de reducir el consumo energético, hoy directamente se niega el problema.

Los ecologistas no entienden la postura del Consistorio: "Hacen sus pequeños paripés. Valencia no cumple y está lejos de ser sostenible", sentencia Fernando Mafé, miembro de Acció Ecologista-Agró. Para Mafé, las promesas del Ayuntamiento no se traducen en hechos. "No se trata de celebrar el Día del Medio Ambiente y plantar un arbolito, sino de actuar siempre", explica.

Los más ruidosos

Los habitantes de la Comunidad Valenciana son los que más ruido soportan, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Los datos que divulgó, el pasado miércoles, la Encuesta de Condiciones de Vida de 2008 publicada por el INE coloca a los hogares valencianos diez puntos por encima de la media nacional. Ceuta y Melilla y Cataluña son las siguientes en la lista.

Los efectos de la contaminación hacen mella en la Comunidad Valenciana. Atendiendo a los últimos datos del INE, un 32,6% de los valencianos afirma padecer problemas de ruido, procedente tanto de la calle como de los vecinos, superando así a ciudades como Madrid o Barcelona. No obstante, la queja por el exceso de ruido se redujo levemente, ya que en la anterior encuesta fueron 33,2% de valencianos los que afirmaron verse afectados.

La polución ambiental es otro de los ítems analizados y liderados por los valencianos. El 19% de los hogares preguntados admite sufrir contaminación ambiental, aunque ésta no se especifica. En la encuesta sobre los datos de 2007 el porcentaje ascendía al 20,8%.

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